Hemos abusado del consumo de trigo. Especialmente en los alimentos ultraprocesados de la factoría de la industria alimentaria, el trigo está en todos lados; esto, indudablemente, generó algunos desequilibrios que debemos compensar, en muchos casos, eliminándolo por completo
Veamos otra vez que dice el Dr. J. Mercola, un líder indiscutido en la calidad de sus propuestas porqué con sus consejos la gente obtiene lo más importante: RESULTADOS.
Este gran médico y educador no es muy amigo de los cereales, al menos como lo han venido siendo la mayoría de sus colegas en EE UU:
“A diferencia de lo que ha venido escuchando durante años sobre el valor nutricional de los granos integrales, existe mucha evidencia científica que señala que muchas veces los granos integrales son más dañinos que benéficos. Los granos contienen anti-nutrientes y lectinas que pueden dañar su intestino. Y es la porción fibrosa del grano- el salvado- la que contiene la mayoría de estos anti-nutrientes. Estos componentes pueden causar inflamación, permeabilidad intestinal e intestino permeable.
“El trigo y otros granos glutinosos son los peores de todos. Se ha descubierto que la aglutinina de germen de trigo (WGA) es inflamatoria, inmunotóxica, cardiotóxica, neurotóxica y puede atravesar la barrera hematoencefálica e interferir con el funcionamiento de los neurotransmisores.”
“La intolerancia al gluten podría estar en la raíz de muchas enfermedades crónicas, incluyendo las enfermedades neurológicas y psiquiátricas como la depresión, el TDA/TDAH, la esquizofrénica y el Alzheimer. Muchas personas padecen de intolerancia al gluten pero no lo saben, lo que lo hace aún más insidioso. Es importante tomar en cuenta que TODOS los tipos de granos contribuyen con la resistencia a la insulina y a la leptina, que es la causa principal de casi todas, de no ser que de todas, las enfermedades crónicas- desde la diabetes hasta el cáncer.”
Definitivamente, el impacto de los cereales en este aspecto, y sobre todo del trigo en particular, será muy diferente en una persona con un intestino saludable que en una persona que ya tiene intestino permeable y está predispuesta a la filtración de lectinas, gluten y toxinas que serán devastadoras una vez circulando en la sangre. En otras palabras, pequeñas cantidades de estos alimentos pueden ser completamente inocuos en una persona saludable y devastadores en una en la cual los malos hábitos, los parásitos, las cándidas, las toxinas y la malnutrición devastaron sus intestinos, su sistema digestivo y su salud en general. ¿Se entiende?
Otra que tiene algo para decir, y créanme sabe lo que dice, es la Dra. Natasha Campbell-McBride; en su libro GAPS, el síndrome psicointestinal relata:
“A finales de la década de 1970 se descubrió que el gluten de los cereales y la caseína de la leche pueden convertirse en opiáceos en el sistema digestivo, los cuales pasan a sangre, cruzan la barrera hemotoencefálica y afectan al cerebro. Estos opiáceos fueron detectados en la orina de pacientes ezquizofrénicos y en personas con depresión y enfermedades autoinmunes. Más tarde, el doctor Reichelt en Noruega y el doctor Shattock en el Reino Unido encontraron los mismos compuestos en la orina de niños autistas. Así es como la ezquizofrenia y el autismo se encontraron en el mismo saco. Quedo claro entonces que ambos grupos de pacientes no podían digerir ni el gluten de los cereales ni la caseína de la leche.”
Mi punto de vista es que, hoy por hoy, si dejamos a un lado el trigo, tenemos mucho que ganar y nada que perder si lo reemplazamos por un cereal más equilibrado como la quinoa, el amaranto o el mijo. Y por supuesto, en niveles de consumo muchísimo menor en relación al consumo habitual de trigo o maíz por parte de la población occidental en general; hablamos de unas pocas cucharadas en el marco de una comida basada mayoritariamente en frutas, verduras o semillas. ¡No, no nos vamos a contar gramos, calorías y porciones exactas! Los animales silvestres no lo hacen y les va mejor que a nosotros.
Por supuesto, si se padece intestino permeable, alguna enfermedad intestinal, un trastorno autoinmune o una enfermedad neurológica, el trigo, la cebada, el centeno, el maíz y la avena que no está garantizada como libre de gluten, deberían desaparecer de nuestro mapa; los primeros son muy elevados en gluten en un escenario de consumo excesivo de larga data y todos están altamente modificados por la ingeniería genética, producidos en grandes monocultivos y altamente fumigados en general.
Hay muchos profesionales que descartan definitiva y terminantemente el consumo de trigo u otros cereales con gluten; reconozco que tienen buenos argumentos, pero hoy día, con la intervención humana en la modificación y proceso de los alimentos, si los buscamos, encontramos motivos para prohibir todos los alimentos por una razón u otra.
Por eso me gusta insistir, no es el trigo, sino lo que hemos hecho con el trigo (modificación genética + agrotóxicos + fertilizantes artificiales) y las cantidades desproporcionadas en las que lo consumimos. A la larga, la respuesta no la encontraremos en la supresión total y para todos, sino en la transformación en los procesos productivos y el equilibrio en los patrones de consumo; llegado ese punto, en un escenario más o menos normal, realmente podremos investigar cómo se desenvuelve un cuerpo humano con estímulos que le son propios. Mientras tanto habrá que seguir navegando la confusión reinante y apelar a la prudencia y la sabiduría.
Pablo de la Iglesia
Naturópata
Mentor del Diplomado en Coaching Nutricional
www.coachnutricional.net
@poreldespertar