El agua, el saneamiento y la higiene tienen consecuencias importantes sobre la salud.
El Código Alimentario Argentino (C.A.A.) establece: «Con las denominaciones de Agua potable de suministro público y Agua potable de uso domiciliario, se entiende la que es apta para la alimentación y uso doméstico: no deberá contener substancias o cuerpos extraños de origen biológico, orgánico, inorgánico o radiactivo en tenores tales que la hagan peligrosa para la salud. Deberá presentar sabor agradable y ser prácticamente incolora, inodora, límpida y transparente. El agua potable de uso domiciliario es el agua proveniente de un suministro público, de un pozo o de otra fuente, ubicada en los reservorios o depósitos domiciliarios. Ambas deberán cumplir con las características físicas, químicas y microbiológicas determinadas.»
Uno de esos parámetros que se evalúan del agua es el pH, que es la medida de la acidez o alcalinidad de una solución acuosa. Cuanto más ácido, más cantidad de iones hidrógeno H+ en solución y, cuanto más alcalino (o básico) más iones OH-. La escala de pH va de 0 a 14, con lo cual, pH neutro es igual a 7. El rango definido en el C.A.A. para agua de bebida es el que va: pH: 6,5 – 8,5.
El pH influye en todas las reacciones enzimáticas de nuestro organismo. Por ello poseemos mecanismos para asegurarse de que el pH no sufra variaciones. La sangre es una solución amortiguadora de pH muy eficiente. Hay dos órganos esenciales en el control del pH del cuerpo: Los pulmones y los riñones.
Luego de toda esta introducción, demoliendo 5 mitos sobre el agua alcalina:
– Mejora la salud ósea:
FALSO. No se demostró, científicamente, que mejoren los niveles de calcio en particular y la salud ósea en general.
– Previene el cáncer:
FALSO. No se pudieron encontrar estudios adecuados que relacionen el agua alcalina con el cáncer en seres humanos.
– Mejora el reflujo gastroesofágico:
FALSO. El consumo podría ser un buen complemento para otros tratamientos contra el reflujo, aunque no como terapia principal. Sin embargo, alcalinizar el estómago puede traer como consecuencia dificultad al digerir la comida y otras molestias. Se requiere realizar más trabajos al respecto.
– Cura la hipertensión y previene la diabetes:
FALSO. Hubo un estudio que sugirió que el agua con electrolitos con alto pH, podría reducir la viscosidad de la sangre tras el ejercicio, algo que puede reducir la tensión arterial secundaria a deshidratación. Sin embargo, en este caso, tan solo se estudió a 100 individuos, los cuales tenían diferentes niveles de viscosidad sanguínea inicialmente, algo que altera los resultados. Se requiere investigar más a fondo para determinar los beneficios reales para los deportistas, en comparación, con otras bebidas especialmente diseñadas para este grupo.
– Adelgaza y hace vivir más:
FALSO. El Agua es acalórica. Se ha realizado un estudio de laboratorio, por lo que sus resultados deberían corroborarse en humanos con estudios de mayor potencial.
Dada la evidencia actual, la conclusión es que el agua alcalina no sólo no ha demostrado beneficio para la salud alguno, sino que se sabe que alterar en exceso el pH de la misma, puede ser incluso perjudicial.
Prof. Regular Titular Cátedra de ASA
Facultad de Medicina (UBA)
/Nutrición Nuuff
@gabrielabuffagni
gabrielabuffagni@gmail.com