Reflexiones de Fin de Año

Tenemos fecha de vencimiento. Está en nuestros genes, pero buscamos desesperadamente una reválida para tener la opción de unos años más. La ciencia pone a prueba la imaginación y avanza por los caminos más intrincados y desconocidos en busca de la prolongación de la vida o la inmortalidad.

Mientras tanto buscamos permanecer lo más perpetuamente jóvenes que podemos con todo lo que el mercado y la ciencia nos ponen al alcance. Hoy parece más importante lucir jóvenes que saludables, una tendencia que por suerte empieza a cambiar con una vuelta a lo natural, pero es en un pequeño sector de la población, mientras la mayoría busca ansiosamente el cuadro de Dorian Grey. El mercado juega sucio en esto y desplaza cada vez más rápidamente la edad modelo de los anuncios hasta el punto que casi todas las publicidades están dirigidas a los niños y adolescentes. El hombre y la mujer madura, casi no tienen espacio salvo en productos especializados para determinada edad.

Poco a poco se van perdiendo las diferencias en las modas y en los elementos de uso cotidiano homogenizando los usos y costumbres para llegar a tener hasta 4 o 5 generaciones que visten igual y adoptan las mismas costumbres.  La procesión va por dentro y por más que te vistas de adolescente y uses sus cortes de pelo, sus tatuajes y sus piercings las arrugas del rostro y las manos nos delatan. Además de la enorme frustración que genera la cantidad de momentos al día en los que nos sentimos, que no estamos a la altura de las circunstancias, que las exigencias siempre son más de las que podemos cumplir y que ya no basta con el Make Up, que las nuevas tecnologías nos superan y que los lenguajes de la posmodernidad se expresan en un idioma intuitivo y ya nuestro cerebro lógico racional va quedando demodé.

La misma naturaleza nos sugiere y nos muestra el camino a seguir para escapar de esta trampa que tan cuidadosamente ha elaborado el marketing masivo de las últimas décadas. No se puede lucir joven sin ser saludable. Mas allá del inexorable paso del tiempo, cuando una planta o una flor están en un ambiente saludable lo expresan en su color y su vigor. Del mismo modo una persona con una alimentación y un ambiente saludable va a expresarlo en su cuerpo y su semblante.

Ser saludable es mantenerse joven por más tiempo. Aquí está el secreto para escapar de la perversa trampa del mercadeo. Una nutrición saludable, acompañado por el uso de productos de higiene y cosmética saludable y en un ambiente saludable van a dar como resultado una expresión 100% saludable y esto se nota a la distancia. No es la falta de arrugas lo que me hace joven, sino cómo llevo y acepto mis marcas de expresión. Una actitud saludable y armoniosa mejora nuestras defensas, eleva nuestra energía y tanto la piel, como el resto de los órganos lo expresan. Entonces uno nota, lo bien que le quedan esas arrugas que demuestran madurez y dan personalidad, lo bien que quedan esas canas que reflejan sabiduría y comprensión. Ser saludable, es ser joven y estar lleno de vida.

Estas fechas de final de ciclo, nos llevan a la reflexión. Enfocarnos en una vida más saludable para nosotros y nuestros seres queridos se hace fundamental en estos momentos de crisis medioambiental<

Ignacio Conde
iconde@fyn5.com

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