Orgánicos, Ecológicos y Bio

Entrevistamos al Ing. Agrónomo Facundo Soria, coordinador del área de Producción Orgánica dentro de la Secretaría de Agroindustria de la Nación.  

-¿Cuándo decimos que un producto es orgánico y puede recibir el sello?

-Básicamente cuando cumple con la normativa oficial. Argentina, como gran parte del mundo, tiene regulado este sistema de diferenciación mediante la palabra “orgánico” ecológico” o “biológico” o sus apócopes “eco” o “bio”. Cualquier alimento o producto (porque algunos no son alimentos) que se quiera rotular con estas denominaciones tiene que tener un respaldo oficial. SENASA habilita a cuatro certificadoras argentinas que realizan el control directo de la normativa orgánica y si esa empresa cumple con la normativa se le habilita el uso del logo “Orgánico Argentina”, que es el logo oficial a nivel marca-país, el que tiene las dos hojitas, como así también la habilita a colocar la palabra en el rótulo de “orgánico” “ecológico” o “biológico”. En Argentina se estila colocar la primera, pero las tres son sinónimos.

– En cuanto a los envases ¿Cómo sé que una sustancia de ese plástico no migra al producto?

-Buena pregunta. Hay dos cosas. Lo orgánico como base tiene que cumplir con los requisitos de legalidad. Significa que no puede ser informal, tiene que cumplir con lo básico que es inocuidad y seguridad del trabajador, las famosas Buenas Prácticas, y en lo que es packaging y rotulado tiene que cumplir la base que es que ese plástico sea apto para alimentos, que no tenga migraciones. 

-¿Tienen que ser biodegradables?

-No, eso no está incorporado aún en la norma. Hasta ahora se priorizan los envases que sean biodegradables o que no generen contaminación, por ejemplo un vidrio se prioriza por sobre un plástico, un plástico biodegradable se prioriza por sobre uno que no lo es. Pero eso todavía no está en la norma. Si hoy pusieras ese requisito tal vez no habría buena disponibilidad de alimentos de este tipo porque todavía no está generado ese proveedor y el alimento sería mucho más caro al tener un insumo más costoso. A medida que pase el tiempo y se vaya desarrollando un mercado de insumos acorde creo que la normativa va a incorporar eso como requisito y abaratar los costos.

-¿Sería posible alimentar a toda la ciudad de Buenos Aires con orgánicos?

-Hoy no porque falta oferta. Argentina es el segundo país en superficie orgánica certificada en el mundo. Viene Australia y luego Argentina. Pero eso es así porque en la Patagonia con las lanas, corderos y ovejas producidas de manera extensiva casi sin intervenciones, es muy fácil de certificar. Si sacas esa parte cambia la cosa. Lo mismo le pasa a Australia. Quedarían 200 mil hectáreas certificadas. Pero la Argentina históricamente siempre se dedicó a exportar productos orgánicos. Hace cinco o seis años que el mercado interno empezó a “despertar” y a conocer lo que es la producción orgánica. El mercado de productos interno es muy chico todavía. Sin embargo hoy la demanda de alimentos orgánicos, sobre todo en las ciudades donde el público urbano está más informado, es mayor que oferta. 

-En un futuro utópico, donde todos pueden certificar orgánico… ¿Alcanzaría la producción para alimentar al mundo?  

-Si alcanzaría. Eso es un mito creado por los que están plantados en los paradigmas de la producción dependiente de insumos externos, que lo transmiten intencionalmente o no… Sí, se puede alimentar al mundo sin agroquímicos. El enfoque agroecológico, que es un enfoque interdisciplinario que trabaja también internalizando todos los costos, incluidos los ambientales y sociales, plantea que sí es posible.  En muchos lugares del mundo se hace. Se necesita generar profesionales y productores cada vez más empoderados en ese conocimiento, y que la brecha tecnológica también se empiece a acortar porque si comparamos con el sistema convencional hegemónico, hubo mucho tiempo y dinero invertido por las empresas para aumentar los rendimientos. En la versión agroecológica, orgánica o sin insumos, falta desarrollar semillas, bioinsumos, generar investigación, transmitir, probar y validar técnicas o intercambiar información con gente que lo está haciendo.

-Es el consumidor el que tiene que exigir, discernir entre un producto y otro para que las empresas busquen nuevas maneras de elaborar…

-Tendríamos que estar educados para leer etiquetas… El consumidor es quien puede cambiar las cosas, pero las empresas que también tienen el foco en el consumidor se están dando cuenta de este cambio y tratan de llegar y a veces logran cambios en las conductas de consumo aunque el cambio de fondo en sus procesos no se realice. Si en la tv proponen mensajes que remiten a la naturaleza, te venden que su producto no es tan malo o que es bueno… y es el consumidor el que tracciona la cadena. Pero si tiene información calificada él es el que va a transmitir, hasta llegar al productor primario, lo que quiere consumir. Eso es lo que está pasando ahora. Eso es lo que pasa con el ejemplo de los bolsones orgánicos o agroecológicos. La gente empezó a recibir información más o menos calificada, se preocupa y empieza a buscar alternativas. Y ahí aparece todo un mundo de productores que con sus intermediarios ese mensaje lo interpretan, lo descodifican y dicen “bueno esta gente está buscando algo que sea diferente, por ej. sin agroquímicos”…entonces producen sin agroquímicos. Lo que está pasando ahora con los bolsones agroecológicos que son los más difundidos, es que te venden hortalizas supuestamente sin agroquímicos aunque sin garantía de ello. Ello sería, por decirlo de alguna manera, “orgánicos” pero sin certificación.

Continuará…

Más info en: www.organicoargentina.magyp.gob.ar

organicos@magyp.gob.ar

Cecilia Andrada
CONVIVIR

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