En la actualidad, la expectativa de vida ha ido aumentando, y el envejecimiento óptimo se vuelve una necesidad. Tanto la medicina como la nutrición buscan nuevas estrategias para ralentizar el envejecimiento, un proceso natural, pero cuyo impacto puede modularse. Dentro de esta tendencia, ciertos suplementos y alimentos han demostrado ser aliados clave, especialmente aquellos que favorecen la producción de la coenzima NAD (Nicotinamida Adenina Dinucleótido). Este compuesto es esencial en la generación de energía celular y en la reparación del ADN, funciones que declinan con la edad. ¿Cómo podemos estimular su producción de manera natural? Los complementos dietarios están dando respuesta.
Nicotinamida: la fuente directa de NAD
Derivado de la vitamina B3, la nicotinamida es un precursor directo del NAD. Se encuentra en alimentos como el atún, el pollo, el maní y los champiñones. Su suplementación ha demostrado mejorar la función mitocondrial, optimizar el metabolismo energético y reducir el estrés oxidativo, factores clave en el envejecimiento celular.
Calostro: el oro líquido de la naturaleza
El calostro, la primera leche materna producida tras el parto, es una fuente inigualable de factores de crecimiento, inmunoglobulinas y lactoferrina. Su riqueza en poliaminas y péptidos bioactivos promueve la regeneración celular y la longevidad. Estudios sugieren que el consumo de calostro fortalece el sistema inmunológico y mejora la absorción de nutrientes esenciales para la producción de NAD.
Resveratrol: el poder de los Polifenoles
Este antioxidante, presente en el vino tinto, las uvas y el cacao, activa las sirtuinas, enzimas que dependen del NAD para regular la expresión génica y prolongar la vida celular. Además, su capacidad antiinflamatoria contribuye a la prevención de enfermedades asociadas al envejecimiento, como las neurodegenerativas y cardiovasculares.
Coenzima Q10: energía para las células
Fundamental para la producción de energía en las mitocondrias, la Coenzima Q10 (CoQ10) se encuentra en pescados grasos, carnes rojas y nueces. Su concentración disminuye con la edad, afectando la vitalidad celular. Suplementarla ayuda a mantener la salud cardiovascular, reducir el daño oxidativo y potenciar la actividad del NAD.
Té verde: antioxidantes y longevidad
El té verde es una fuente rica de antioxidantes. Se ha demostrado que el té verde protege las mitocondrias del daño oxidativo y mejora la función celular. Su consumo regular no solo contribuye a la salud cardiovascular y cognitiva, sino que también podría potenciar la producción de NAD, ayudando a mantener la vitalidad celular y retrasar el envejecimiento.
Incluir estos nutrientes en nuestra dieta o mediante suplementos puede marcar una diferencia significativa en el proceso de envejecimiento. Con el respaldo de la ciencia, apostar por ellos es invertir en longevidad y bienestar.
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