No voy a decir que estoy en mi mejor momento, tampoco es de los peores. Es que me afecta bastante la realidad que nos rodea, una… ¿Cómo decir? Ah sí! “Alienación pasajera”.
Distraídos, en la luna, enojados y nerviosos, pobres argentinos nos toca siempre estar bufando… “Esto se repite cada ocho años!” te dice el taxista. “Somos los mismos desde 1810” clama el quiosquero historiador, “somos una sociedad adolescente” dice el psicólogo. Y así repetimos frases que van perdiendo el sentido original. Nada agradables son los comentarios que emitimos sobre nosotros mismos, o será que nos creemos que hablando cruzados de brazos vamos a mejorar algo, o que somos de un barrio distinto. Yo de Boca y vos de River…
– Gallina!
– Y vos tenés olor a KK…
Adolecemos de bocones, y de olvidadizos, no nos acordamos de dónde venimos y de por qué vinimos. No nos acordamos de que las divisiones nos parten al medio y por el peor lugar…
Respiro muy hondo por estos días, me despierto temprano por demás, y me cuesta salir de casa.
Sin embargo, y gracias a Dios siempre hay un sin embargo, son los colaboradores de Convivir los que nos han llenado de esperanzas este mes.
Ese trabajo que siempre queremos hacer para los demás dio resultado en mí. El especial de Diabetes fue la excusa para reaprender conceptos que había olvidado, vuelvo a ver la necesidad de volvernos conscientes en la alimentación como base del cambio profundo, hacia nosotros, los otros y el planeta. Vuelvo a entender la importancia del aire que entra, de las elecciones de pensamiento, de compañía. Vuelvo. Volví. Gracias por brindarme la oportunidad.
Que disfrutes de esta edición tanto como yo<.