Vivimos en una sociedad globalizada donde se prioriza el consumo. Se nos induce permanentemente a comprar todo tipo de productos y servicios, sean útiles o no, sean perjudiciales para la salud o negativos para el medio ambiente.
Todo se hace para que dure poco, obligándonos a volver a comprar lo mismo en un corto plazo. Un 0 km. tiene una vida útil de 5 o 6 años. Luego hay que mandarlo tan seguido al mecánico que no se justifica seguir teniéndolo. Es común no poder terminar la carga de un encendedor o de una birome, porque dejan de funcionar antes. En otros casos como la ropa, la moda nos dicta que las zapatillas o la campera que aún están en buen estado, debemos desecharlas y adquirir los últimos modelos. La ciencia inventa artefactos nuevos o mejorados, para que tengamos que tirar los que venimos usando por obsoletos.
Hoy en día se nos va mucha más plata en consumir, que hace 30 años atrás. Antes el sueldo duraba más. Ahora hay pagar la conexión a internet y la TV por cable, el abono a la telefonía celular y las cuotas del 0 km… Al tener más electrodomésticos como un aire acondicionado, se nos incrementa la factura de electricidad. Si cada tanto nos compramos un MP3, una note-book o un plasma, mejor ni hago la cuenta!
Tenemos entonces que trabajar más horas para mantener el nivel de vida actual y a pesar de tener más confort no nos alcanza el tiempo. Si se nos acaba la plata, las empresas ofrecen cuotas, las tarjetas de crédito se multiplicaron en las últimas décadas y los bancos nos dan créditos personales para que no paremos de consumir. Los supermercados nos dan tarjetas propias para que paguemos a futuro aguas saborizadas, jugos, gaseosas y otros productos superfluos e inservibles.
Al presidente uruguayo una vez lo trataron despectivamente de ser pobre. El contestó que tenía pocos bienes, lo cuál no lo hacía pobre sino que le permitía tener menos preocupaciones y más tiempo libre, ya que no tenía que ocuparse de instalar alarmas, contratar seguros o viajar intranquilo pensando en el patrimonio que dejaba en su casa. Cuanto más tenemos más esclavos somos.
El gran problema es que el actual nivel de consumo afecta al medio ambiente de varias formas: 1- La mayoría de las cosas que compramos cuando no sirven más, se tiran a la basura. Es poco lo que se recicla. Cuando los electrodomésticos se rompen, generalmente en lugar de arreglarlos como antes, se desechan. Millones de envases se arrojan al tacho. Cuando surge un nuevo aparato para reemplazar a otro, como por ejemplo el DVD, significa que miles de video caseteras y películas se desechan en un corto período de tiempo. Los basurales ya no dan abasto. Los municipios gastan un elevado porcentaje de su presupuesto en la recolección y disposición final de residuos.
2- Para fabricar cualquier producto, se utilizan recursos naturales de la tierra: se extraen metales para baterías de celulares, o partes de computadoras, que provienen de la explotación minera, que provoca serios daños ambientales. Las autopartes de autos vienen en cajones de madera. Cerámicas, productos comestible y otros se transportan en pallets. Esto significa desmonte de un área natural, para plantación de una sola especie de árbol, que se talará para la fabricación de dichos pallets.
3- Los electrodomésticos necesitan energía eléctrica, que es contaminante.
4- Para fabricar lo que consumimos, las industrias arrojan deshechos en los ríos o humos tóxicos.
En esta cultura del consumo, se admira más a una persona por la 4×4 que adquirió, que por su honestidad o su capacidad. Uno de los primeros aspectos que conoce un adolescente de otro, es su modelo de celular y su facebook, pero no sus cualidades como persona.
Para poder vivir mejor tenemos que empezar a cambiar esta escala de valores que prioriza lo material y que solo beneficia a las empresas.
Guillermo Ferreira