Casi siempre tuve gatos en casa. Hace un tiempo me mudé a una nueva ciudad, en el sur de Argentina. En nuestra pequeña casa empezó a aparecerse una gata todos los días en la puerta, pedía comida y volvía una y otra vez. No se animaba a entrar y nosotros no estábamos seguros de querer que entre. Sin embargo, ya nos habíamos encariñado y el frío afuera –en estas zonas el frío se hace notar –no nos gustaba para ella. Además, estaba embarazada. Así que, de a pasitos empezamos a hacernos cargo de ella, llevarla a la veterinaria, curarle una herida en la cola, comprarle comida y demás. Una semana después, nacieron los cachorros. Pensábamos no tener mascotas y ahora tenemos cinco. Debo decir que no es fácil. Para nada. Como comenté, yo siempre tuve gatos en casa. Y, si bien estoy lejos de ser experta en el tema, sé muy bien que aporta muchos beneficios en la vida individual, familiar, social. Incluso, muchos psicólogos recomiendan adoptar un animal para tratar algunas habilidades personales.
Pero vamos a profundizar un poco, cuando hablamos de beneficios, ¿a qué nos referimos? Un animal en casa, sea cual sea, nos ayuda a aprender a ser útiles y responsables, lo cual, nos enseña a cuidar de otro y ser comprometidos, a socializar y tratar de comprender a otro. Y estos animalitos nos devuelven el amor, a su manera, pero nunca dejan de demostrarnos la alegría de estar junto a nosotros. Y de este modo, nos ayuda a expresar a nosotros mismos las emociones, a vivirlas y comunicarlas. Por otro lado, en este caso depende quizá el animal que nos acompañe, las mascotas pueden ser perfectas para darnos el pie para salir a pasear, caminar, correr, salir al aire libre, cosas que no creo necesario tener que trascribir los aportes que hacen a nuestra salud. Aunque una de las razones que probablemente más me gustan a mí y que une todas las demás es que una mascota nos motiva a no perder el juego. Sea cual sea nuestro compañero, siempre pasamos un rato con él tirándole una pelota, pasándole un hilo por su hocico, hablándole, contándole historias. Y así, incentivamos nuestra creatividad, nuestra expresión, socializamos, respetamos, cuidamos y además, cambiamos nuestro estado de ánimo, poniéndonos mucho más felices.
Es muy importante y valioso que un niño crezca con un animal en casa. Aprenderá a crear lazos, a vivir en la naturaleza, a comunicarse verbal y no verbalmente, a crear hábitos, incentivará su creatividad y se sentirá siempre en compañía. Claro que una persona adulta también lo vivirá, pero les puedo asegurar que vivirlo desde la infancia no tiene comparación. Ya voy a ir cerrando y voy a decir que tener una mascota en casa, no es cosa de tomarse así nomás. Es una decisión que antes de tomarla, tenemos que estar seguros de poder y querer hacerlo ya que requiere que nos comprometamos verdaderamente. Escucha, comprensión, cariño, cuidado, empatía, responsabilidad, comunicación, juego, movimiento, expresión son entonces algunas de las palabras que resumen esta unión única, este lazo, esta vida en compañía de una mascota. Y escribo estas últimas palabras con Peperina, la gata, acompañándome sobre mi regazo.
Gisela Medrano
CONVIVIR
Me encanta!