Cosmética Saludable, la urgencia de una nueva ética de consumo

Debemos abordar la problemática del greenwashing y la cosmética saludable desde una perspectiva crítica y proactiva, enfatizando la responsabilidad del consumidor y la necesidad de una transformación sistémica del mercado.

El Greenwashing: un engaño con consecuencias nefastas para la salud y el medio ambiente. 
El greenwashing es una estrategia de marketing engañosa donde empresas y gobiernos crean una falsa apariencia de compromiso ecológico para lavar su imagen, magnificando aspectos «verdes» mientras minimizan sus impactos negativos reales, es en parte una publicidad engañosa, ya que esta publicidad distorsiona la realidad, creando la ilusión de un gran cambio o un posicionamiento real sobre la urgencia ambiental que en verdad, no es real.
Esto se da solo por una motivación económica, está claro que, para muchas empresas, es más rentable invertir en el desarrollo de una “imagen verde” que en cambios estructurales o de fondo en los procesos de producción real. El movimiento ecológico es visto como una moda y un nicho de mercado a explotar. Esto se traduce en desigualdad competitiva o competencia desleal. Los grandes actores corporativos manipulan el mercado, dificultando la competencia para los pequeños productores orgánicos o ecológicos que sí hacen las cosas bien.

El trasfondo psicológico 
El greenwashing despierta sentimientos de altruismo y participación en el consumidor, que se siente ideológicamente representado. Sin embargo, al reconocer el engaño, surge una frustración paradojal que puede llevar al escepticismo y a la desvalorización del verdadero esfuerzo ecológico de los pequeños productores. Es una cuestión Ética y Legal y es una urgencia moral (y ética) desentrañar y develar los perjuicios del greenwashing dada la crisis planetaria. Esto plantea la necesidad de regulaciones estrictas y penalizaciones que lo equiparen a la publicidad engañosa para proteger al consumidor.
No hay políticas de fondo para cambiar una matriz industrial de 200 años que opera en sentido contrario a la sostenibilidad y esto se da en todas las áreas de la producción industrial, pero tengamos en cuenta que, en la industria alimenticia, cosmética y farmacéutica, es donde rige la mayor de las urgencias, ya que está en juego la salud de los individuos, como la del planeta y todas sus especies.

La toma de conciencia está en manos del consumidor… (aunque no en todos los casos) 
En la alimentación y nutrición como en la Cosmética Saludable, la toma de conciencia y responsabilidad en el Cuidado Personal está en manos de los consumidores, ya que uno puede elegir que producto comprar y cual rechazar, pero en la Farmacéutica es mucho más complejo, ya que no es el consumidor quien hace la elección, sino que es inducido por un profesional de la salud y el consumidor queda a merced de la responsabilidad ética y moral de quien lo receta.
El consumo consciente en el sector de la cosmética saludable se hace complejo por la falta de información y regulaciones que permitan al consumidor poder informarse y educarse sobre los productos que utiliza diariamente y cuáles son sus efectos y riesgos para la salud personal y la del medioambiente a través de sus desechos. ¿Se advierte sobre la gran cantidad de ingredientes químicos de síntesis o nanotecnología en los cosméticos convencionales, cuyos efectos a mediano y largo plazo en la salud y el medio ambiente son desconocidos o cuestionados? ¡No! Ni tampoco sobre el “cóctel” que acumulamos en el organismo a través de las décadas de uso de estos productos químicos insalubres.

Regulaciones y Certificaciones en cosmética: el ojo de la tormenta
El precio elevado no es sinónimo de Seguridad ni la etiqueta de «natural y vegetal» garantizan la pureza o la sostenibilidad real, del producto. Muchos derivados vegetales provienen de monocultivos con alto impacto ambiental y están contaminados con agrotóxicos por los sistemas industriales masivos de producción. 
La importancia de las Regulaciones y Certificaciones es crucial para que los productos de cosmética natural cuenten con legajos, habilitaciones y certificaciones que respalden sus afirmaciones, pero no es lo único, el consumidor debe hacer un esfuerzo por dejar de consumir productos discutidos y peligrosos para que los fabricantes se cuestionen el seguir fabricándolos. 

“Cambia y cambiará el mundo”
Es responsabilidad del consumidor detectar ingredientes nocivos leyendo las etiquetas y priorizar la salud sobre el marketing ya que los productos saludables, aunque más costosos, previenen problemas futuros tanto en la salud como en el ecosistema. Se puede lograr el cambio a través de la demanda, al “mercado” lo hacemos nosotros con nuestra demanda y oferta. Si los consumidores cambian sus hábitos hacia lo saludable y sustentable, el mercado se adaptará.

¿Quién está detrás de los productos que consumimos? 
Es necesario profundizar en la realidad de la producción sostenible y la competencia desleal; en la dificultad de los pequeños productores con certificaciones y trazabilidad para competir contra las grandes corporaciones que dictan precios y protocolos. Un sector creciente de consumidores busca productos de extrema calidad y pureza, no manipulados química o genéticamente, y no sujetos a marketing fraudulento, pero esto debe expandirse a todos, si queremos un cambio verdadero. Leer los rótulos y etiquetas en lugar de dejarse llevar por imágenes «verdes» o «artesanales» en el empaque, ya que las imágenes no están reguladas, pero los textos en las etiquetas sí deben estar respaldados por declaraciones juradas ante entes como ANMAT. La sostenibilidad total (100%) es un ideal difícil de alcanzar en lo inmediato. Un “engaño” implica mala intención premeditada, y es importante alentar a quienes están intentando hacer las cosas bien, incluso si sus productos no son 100% ecológicos todavía. La meta no es solo crear productos más sustentables, sino cambiar toda la cultura y el sistema productivo hacia una civilización planetaria ecológica y sustentable.

Por Ignacio Conde
iconde@fyn5.com

Scroll al inicio