Personas con discapacidad, COVID-19 y vulnerabilidad

Muchas veces en diferentes ámbitos, medios de comunicación y en el lenguaje de todos los días, escuchamos diferentes términos para definir a las personas con discapacidad. Cuáles son estos términos: discapacitado, capacidades diferentes, capacidades especiales, minusválido, inválido, impedido o deficiente.

La manera en que nos referimos o expresamos define y difunde formas de ver el mundo y de creer comprender a las personas y esto tiene sus consecuencias sobre el respeto de los derechos de las personas, es por ello que debemos comenzar a expresarnos de la manera correcta, son personas con discapacidad. Donde el primer lugar es de persona.

Al referirnos a una persona debemos respetar su subjetividad, su individualidad, debemos llamarla por su nombre. En primer lugar, hablamos de las personas, y en segundo término de la discapacidad como una de sus características.

Todas las personas tenemos capacidades diferentes, pero decir “capacidades diferentes” es un eufemismo que no tiene en cuenta la diversidad de las personas.

Es por ello que el término correcto es “persona con discapacidad”, y está sustentada por la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, como modelo social vigente.

Primero hablamos de las personas y luego decimos la discapacidad: persona con discapacidad psicosocial, persona con discapacidad auditiva, persona con discapacidad motora, persona con discapacidad intelectual, persona con discapacidad visual, persona con diversidad funcional, etc.

Entonces podremos decir “personas con discapacidad” o “persona con diversidad funcional”, y utilizaremos este último término que es el que enfatiza en la diversidad de la sociedad y en el hecho de que la persona funciona de una manera diferente a la mayoría, y que es por eso que, requiere adaptaciones específicas para algunas actividades de la vida diaria.

Es por estas adaptaciones específicas en la AVD (Actividades de la Vida Diaria), que la personas con discapacidad en el marco de esta emergencia sanitaria del COVID-19, se encuentran en algunos casos en una situación de vulnerabilidad frente a diferentes situaciones de la vida diaria, y por este motivo que se debe  continuar con  las medidas de salud accesibles a las personas con discapacidad, y se deben hacer esfuerzos para asegurar que las personas con discapacidad conserven el apoyo de cuidadores esenciales, de tratamientos, de rehabilitación, de educación, de trabajo, etc., y de todos los cuidados confiables que requieran. Esto convoca a los profesionales de la salud a establecer estrategias nuevas para facilitar la comunicación y asistencia que necesitan, mantener contacto con familiares, y otros contextos institucionales, etc.

Es importante establecer las herramientas de comunicación accesibles a cada paciente, ya sea de manera virtual, o presencial, brindando toda la información previa a las personas sobre los procedimientos, tratamientos que se llevarán a cabo en pandemia.

Hablar de manera directa a las personas con discapacidad, y nunca a acompañantes o a través de terceros, solo que se trate de personas con discapacidad auditiva, visual, del lenguaje, intelectual, etc. Informar y explicar con la mayor claridad posible sobre las medidas de higiene y otras disposiciones como protocolos relacionados con la emergencia.

Se requiere consultar a las personas con discapacidad si han podido comunicarse con algún profesional de la salud mental, para que puedan expresar sus emociones, y si no es así facilitarle algún contacto con un profesional de la salud mental como psicólogos, etc.

En tiempos de crisis, como la de la COVID-19, las personas con discapacidad enfrentan más barreras, más vulnerabilidad para acceder a tratamientos, información, educación, servicios, etc.

Para finalizar, debemos elaborar planes de respuesta, de manera que todo tratamiento, rehabilitación, información, sean accesibles, de manera virtual o presencial, y que las personas con discapacidad no enfrenten situaciones de vulnerabilidad, de aislamiento, de soledad, de incertidumbre frente a sus tratamientos y frente a diversos contextos o situaciones personales, y que puedan sentirse contenidas desde las diferentes áreas de profesionales de la salud frente a la pandemia.

Lic Lidia B. Carnuccio
Psicóloga (UBA) MN44204
Miembro del equipo interdisciplinario Centro Rebiogral
www.rebiogral.com

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