El segundo parámetro para definir las propiedades de los alimentos en el contexto de la medicina tradicional china, es su sabor, hay que tener en cuenta que alimentos de sabores diferentes actúan de manera diferente, y alimentos de sabor idéntico actúan de forma similar. A partir de esta constatación se ha podido establecer la teoría de los sabores aplicada a la utilización de los alimentos.
Hay cinco sabores: el ácido, el amargo, el picante, el dulce, el salado.
Los sabores amargo, salado, ácido pertenecen al yin. Los sabores picante, dulce pertenecen al yang.
Su Wen dice que los sabores picantes y dulces dispersan y son de naturaleza yang, los sabores ácidos y amargos evacuan y son de naturaleza yin; el sabor salado desobstruye y precipita y es de naturaleza yin.
Según la teoría de las cinco fases o cinco movimientos, a cada sabor le corresponde un órgano sobre el que incide de manera específica: el sabor ácido corresponde al hígado, el sabor amargo al corazón, el picante al pulmón, el dulce al bazo y el salado al riñón.
En cantidad moderada, un determinado sabor nutre al órgano con el que se corresponde, pero un exceso puntual de dicho sabor lo daña.
El sabor ácido: Pertenece al yin. Es descendente y centrípeto. Tiene una acción de contención, que aguanta, que retiene lo que se escapa (astringente). Esta acción astringente incide en la esfera del Qi, de la sangre, de la esencia y de los líquidos orgánicos. Suele emplearse el sabor ácido en caso de sudor por vacío, de diarrea, de enuresis, de emisiones seminales o de leucorrea. Podemos encontrar el sabor ácido en buena parte de las frutas. En las bananas, los albaricoques, las cerezas, los limones, las granadas, los caquis, las peras, las manzanas, las ciruelas y las uvas. También en hortalizas como los tomates o las verdolagas, en los quesos y claramente en el vinagre.
El sabor amargo: Pertenece al yin y es descendente y centrípeto. Purga, drena moviliza, clarifica, hace descender, elimina las obstrucciones y seca.
El sabor picante: Pertenece al yang y es ascendente y centrífugo. El sabor picante difunde y disipa, moviliza el Qi, activa la sangre, y humedece y nutre. Es útil para resolver la superficie, movilizar el Qi y activar la sangre y favorecer el metabolismo del agua.
Tiene una acción dispersante, que hace circular los líquidos orgánicos, abrir los poros, regularizar el hígado y estimular la circulación de la sangre. La acción dispersante del sabor picante actúa a dos niveles: por una parte, dispersa los perversos externos de la superficie, ya que su movimiento ascendente y centrífugo le confiere una acción sudorífica. Moviliza el Qi y activa la sangre, con lo cual dispersa los estancamientos y las acumulaciones del interior. Podemos encontrar el sabor picante en los ajos, en el hinojo, las cebollas, los rábanos y los puerros. Todos los alcoholes son picantes, así como una serie de condimentos y especies, como el anís estrellado, la canela, el cardamomo, el cilantro, el jengibre, el aceite de soja, la mostaza, la menta, la nuez moscada, el orégano y la pimienta negra.
El sabor dulce: Pertenece al yang y es ascendente y centrífugo. Suplementa y beneficia, armoniza el centro, modera y relaja la tensión. Calma el dolor y trata las contracturas dolorosas, armoniza las emociones y distiende el hígado, calma la plenitud del hígado y corazón. El sabor dulce posee una afinidad particular hacia el calentador medio, pero hay que tener en cuenta que en cantidad moderada el sabor dulce nutre el bazo, pero en exceso puntual lo perjudica, ya que genera humedad, el gran enemigo del bazo.
El sabor salado: Pertenece al yin, y es descendente y centrípeto, tiene una acción precipitante, de ablandamiento y de dispersión de los endurecimientos que le hace dispersar el bocio, la escrófula y los nódulos de mucosidades. Se utiliza en caso de escrófula, de nódulos, de bocio o de estreñimiento por sobrepresión de calor. El sabor salado de las algas sargazo, y el de las kombu puede ablandar las masas. En cantidad moderada el sabor salado nutre el riñón, en exceso puntual perjudica el riñón y los huesos. Además, el sabor salado está contraindicado si hay un vacío de sangre, ya que perjudica a este líquido esencial y lo seca. Podemos encontrar el sabor salado en todas las algas, en las gambas, los cangrejos, las ostras, los mejillones, la carne de cerdo y la de pato. También en la cebada y en condimentos como la sal de cocina y la salsa de soja.
Hemos visto que de acuerdo al diagnóstico que se realice del paciente si tiene una enfermedad Yang, o Yin hay que utilizar los alimentos adecuados de acuerdo a su cualidad térmica y debe combinarse de acuerdo a su sabor también dependiendo del órgano que esté enfermo.
Dra. Elizabeth Marquez
Terapeuta corporal bioenergetista
acupunturavzla@gmail.com.
/medicina china integrativa Buenos Aires