El concepto de depuración moderno indica una eliminación por parte del organismo de las sustancias tóxicas acumuladas por un exceso de producción de las mismas, o por un fallo en los mecanismos de eliminación. Existen plantas que actúan en distinto nivel depurativo para eliminarlas y renovar nuestros tejidos.
Cuando mi madre era chica, le tocaba en cada cambio de estación, sobre todo la primavera y el otoño, la famosa purga de aceite de ricino para depurar y limpiar el organismo, después de la cual seguían unos días de dieta que generalmente consistía en sopa liviana, pollo, puré amarillo y compota de frutas, cosa de volver a empezar en eso de que el hígado trabaje poco a poco, como los bebés. Pasado el tiempo, mi padre encontró en el Paraguay, su país de nacimiento, una nueva fórmula para desechar toxinas, basándose en enemas de melaza, algunas hierbas y otros elementos cuidadosamente seleccionados, seguida también de dietas, pero igualmente agresiva.
En mi búsqueda de un programa de depuración, además de los días de frutas y verduras, las dietas desintoxicantes, y los ayunos, investigué que debemos incluir también el cambio de hábitos físicos y la fitoterapia.
Nuestro organismo acumula progresivamente sustancias potencialmente tóxicas, que producen una alteración funcional, principalmente en los órganos de depuración interna: la piel, el sistema renal y el digestivo. Mientras el aparato circulatorio y las articulaciones sufren un proceso de alteración por acumulo de sustancias tóxicas, arteriosclerosis o la gota, por ejemplo.
En cuanto a las plantas, trataremos las que ejercen una acción depurativa sobre todo a nivel digestivo, estableciendo una clasificación de acuerdo a sus funciones.
Plantas estimulantes de las secreciones digestivas: Son plantas que contienen principios amargos y/o aromáticos que estimulan las secreciones digestivas, favoreciendo el mecanismo de la digestión y evitando la acumulación de toxinas: Cocu, Lúpulo, Marrubio, Bardana, Cardo Santo, Condurango, Achicoria, Diente de León…
Estas son ricas en esencias: Ajedrea, Manzanilla, Orégano, Melisa, Menta, Cedrón, Romero; algunas utilizadas en la cocina por su agradable perfume y sabor.
Plantas con acción digestiva: Favorecen la digestión por la presencia de enzimas útiles en el proceso de la descomposición de los alimentos y su posterior asimilación: Incayuyo, Paico, Té del Burro, Té Andino, Mirtilo, Cocu, Yerba Carnicera, Congorosa, Papaya. Esta última contiene papaína, útil en digerir las proteínas y con acción general en las dispepsias y gastritis.
Plantas carminativas o antiflatulentas: Previenen la formación de gases y favorecen la eliminación, cuando son retenidos como consecuencia de la fermentación de los alimentos. Son ricas en esencias y disminuyen la retención de las sustancias tóxicas: Anís Estrellado, Eneldo, Hinojo, Menta, Coriandro, Alcaravea, Melisa, Anís, Angélica…
Plantas protectoras de la mucosa digestiva: Las sustancias que contienen forman una película protectora en la pared interna digestiva, neutralizando la absorción de toxinas e impidiendo su acción lesiva e irritante sobre la propia mucosa intestinal. Su acción se debe a la presencia de mucílagos: Llantén, Malvavisco, Milenrama, Caléndula, Marcela, Gordolobo… o a su riqueza en saponinas, como es el caso del Regaliz.
Plantas estimulantes de la formación y secreción de bilis: Estas dos funciones denominadas colerética y colagoga, se producen por aumento de la síntesis de bilis por parte de las células hepáticas o por el vaciamiento de la vesícula biliar, que es el órgano que almacena la bilis formada por el hígado y que cuando comienza la digestión produce una mayor descomposición de las sustancias tóxicas que contienen principalmente las grasas saturadas de origen animal. Además la bilis se forma a partir del colesterol y entonces cuando se produce un aumento de la liberación de la bilis, se produce una eliminación orgánica del colesterol. Pensar que hay plantas que nos ayudan con todas estas funciones, en este caso contamos con Alcachofa, Diente de León, Boldo, Tomillo, Agrimonia, Cocu, Salvia, Celidonia, Palta, Fumaria
Plantas hepatoprotectoras: El hígado funciona como una especie de filtro sanguíneo. Después de la asimilación digestiva, la sangre pasa al hígado donde se produce un proceso de filtraje, depuración, selección y metabolización de sustancias orgánicas provenientes de la alimentación. Hay plantas que protegen y ayudan al hígado en esta función tan importante pues colaboran en la regeneración de sus células estructurales y con ello su funcionalidad: Cardo Mariano, Celidonia, Carqueja, Limón, Bardana, Cepa Caballo, Espina Colorada, Verbena…
Plantas de acción antiséptica: Porque forman una capa insoluble sobre las mucosas inflamadas y disminuyen su permeabilidad impidiendo la absorción de toxinas bacterianas: Roble, Agrimonia, Anís, Ortiga Blanca, Arándano…
Por supuesto la indicación del médico de cabecera es muy importante, pues él lo asesorará según las necesidades personales.
MIRTA NORA BOGADO