La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica caracterizada por la presencia de altos niveles de glucosa en sangre (hiperglucemia). Esto puede ser debido a una producción deficiente de la hormona insulina a causa de la destrucción autoinmune de las células β secretoras de insulina o por pancreatitis (diabetes tipo 1) y / ó a que las células del cuerpo no respondan adecuadamente a la insulina (resistencia a la insulina) para internalizar la glucosa circulante en sangre (diabetes tipo 2).
Actualmente, aproximadamente 350 millones de personas padecen diabetes mellitus en todo el mundo, y se cree que esta cifra llegará a casi 500 millones de personas en 2030 (IDF, Diabetes Atlas). Dentro de las dos formas de diabetes más convencionales (diabetes tipos 1 y 2), la diabetes mellitus tipo 2 es la forma más común de la enfermedad y representa más del 90% de los casos de diabetes totales en todo el mundo. Empeorando la situación global, existe cada vez más evidencia científica que relaciona la diabetes mellitus tipo 2 con una mayor posibilidad de desarrollar enfermedad cardiovascular, demencia y/ó COVID-19. Además, un número creciente de pacientes diabéticos tipo 2 no responde adecuadamente a la medicación antidiabética disponible (p. ej., metformina, un agente hipoglucemiante oral de prescripción médica común). Por lo tanto, existe una necesidad urgente de explorar y desarrollar nuevas estrategias contra la aparición y progresión de la diabetes mellitus.
Los mecanismos y factores que influyen en la aparición y progresión de la diabetes tipo 2 están sujetos a una intensa investigación desde hace décadas. La microbiota intestinal (es decir los billones de microorganismos, principalmente bacterias, que residen en el intestino de la persona) pueden influir (positiva o negativamente) sobre diversos factores vinculados a la mayor o menor predisposición a desarrollar diabetes tipo 2. Entre estos factores influenciados por la microbiota intestinal figuran la eficiencia de la extracción de energía de los alimentos ingeridos, el tiempo de residencia intestinal de los alimentos, la inmunidad de las mucosas, la permeabilidad intestinal y la inflamación sistémica.
Diversas intervenciones sobre la microbiota intestinal y en particular la utilización de bacterias probióticas (aquella porción de la microbiota que produce efectos beneficiosos sobre la salud de la persona), han surgido como una alternativa alimenticia novedosa y prometedora para combatir la inminente epidemia mundial de diabetes. Existen en diversos países asiáticos, alimentos vegetales fermentados por bacterias probióticas. El Chungkookjang es una comida tradicional coreana con una historia que se remonta a siglos, sino milenios, que implica la fermentación de soja cocida con numerosas bacterias principalmente Bacillus subtilis, pero también con Bacillus amyloliquefaciens. El Chungkookjang es similar al alimento Natto japonés también elaborado a partir de soja cocida y Bacillus subtilis (variedad natto). En un estudio reciente llevado a cabo entre investigadores de EE. UU. y Corea del Sur, se ensayó al Chungkookjang como un potencial alimento funcional antidiabético. Los resultados obtenidos indicaron que el Chungkookjang podría ser un alimento o suplemento ideal para combatir la resistencia a la insulina, que es la causa principal responsable para la diabetes tipo 2 en occidente. En otro trabajo también reciente llevado a cabo en nuestro país, se presentaron diversos casos de pacientes con diabetes tipo 2 refractaria a la terapia convencional con medicamentos que mostraron una mejora notable después de la incorporación del probiótico Bacillus subtilis DG101 (probiótico Kyojin) a su dieta diaria. En un caso, una mujer obesa (la obesidad es un factor de riesgo importante para la aparición y progresión de la diabetes.) de 74 años, con hiperglucemia (altos niveles de azúcar en sangre) y con cierta capacidad aún de producir insulina no podía responder de manera satisfactoria a la demanda aumentada de la hormona impuesta por la obesidad (resistencia a la insulina). Este paciente no respondía de manera satisfactoria al tratamiento combinado convencional de metformina y una dieta hipocalórica, pero sus niveles de glucosa en sangre (glicemia) y valores de HbA1c (hemoglobina glicosidada) retornaron a valores casi normales tras la incorporación del probiótico Bacillus subtilis DG101 (probiótico Kyojin). En otro caso, un paciente masculino (obeso, con hiperglecemia y compromiso pancreático es decir disminución de la producción de insulina por las células β pancreáticas) incorporó a su dieta la ingesta del probiótico B. subtilis DG101 (probiótico Kyojin) y al cabo de cuatro meses de tratamiento, los valores de glucosa en sangre disminuyeron a niveles casi normales. Sus niveles de HbA1c disminuyeron de un valor (patológico) inicial de 7.3% a un valor normal de 5.6% después de los cuatro meses de tratamiento combinado del probiótico con metformina y una dieta hipocalórica.
Existe una cantidad creciente de evidencia clínica y científica que respalda que la subdivisión de la diabetes en formas tipo 1 y tipo 2 representa los extremos de una amplia gama de trastornos diabéticos, lo que hace que esta patología sea mucho más heterogénea y compleja de tratar con éxito que la imagen simplificada de la diabetes tipo 1 y tipo 2. En una de las formas intermedias de diabetes, existe un control defectuoso de la secreción de insulina, donde las células β producen insulina, pero responden mal a los aumentos en las concentraciones de glucosa plasmática (Caso 2). Los experiencias comentadas en esta nota abren la posibilidad de que el probiótico B. subtilis presente en Kyojin o en Chungkookjang pueda actuar, directa o indirectamente, influyendo en los transportadores celulares de glucosa, volviéndolos más o mejores respondedores a los niveles circulantes de insulina plasmática, disminuyendo así los niveles de glucosa circulante en sangre, y por ende colaborar en la guerra mundial contra la diabetes tipo 2.
Dr. Roberto Grau
*Dr. en Bioquímica, Pew Latin American Fellow in Biological Sciences, Fulbright International Scholar, Profesor de Microbiología de la UNR e Investigador del CONICET