La Pirámide de Mayo, crónica del paisaje urbano

Muchas veces solemos recorrer un lugar cotidiano sin reparar en los elementos que lo conforman, como las obras de arte del paisaje urbano. En esta oportunidad, volvemos a descubrir las esculturas de la Pirámide de Mayo, en un sitio tan reconocido por los propios habitantes argentinos, como de otros puntos del mundo.
Instaladas en la Plaza de Mayo en 1873, las esculturas, las cuales acompañan el monumento encargado para el primer aniversario del 25 de mayo, reemplazaron a las primeras colocadas en 1856, debido a su mal estado. Sin embargo, las innovadoras obras no duraron por mucho tiempo: la re-locación actual del monumento (1912), contribuyó a que sean retiradas y conservadas en otros sitios hasta época reciente. 

La Plaza de Mayo, donde se alojan las esculturas de 1873, también transitó diferentes modificaciones. Por ejemplo, el arquitecto Buschiazzo, nacido en Italia e instalado en el barrio de Belgrano, desarrolló en la década de 1880 la unificación de las anteriores Plaza de la Victoria y la Plazoleta del Fuerte, que conformó la de la actualidad. En conjunto se realizó un nuevo trazado, lo cual desencadenó la creación de la Avenida de Mayo.
Las originales obras representaban la industria, el comercio, la ciencia y el arte. Las cuatro esculturas rodeaban la Pirámide en sus cuatro equinas, disposición que se mantuvo hasta hoy. Las actuales se dividen en grupos de dos pares colocados en cada una de las puntas. El par que enfrenta al Cabildo personifica a la industria- indicada con una pieza circular característica del rubro-y la geografía, quien sostiene rollos de índole cartográfica. Hacia el lado opuesto, se encuentra la astronomía con un orbe, la esfera del mundo, en una de sus manos; y la navegación, con un timón a su espalda, en posición inclinada. Corona esta serie de esculturas la Libertad – la cual remite a la República Argentina-en la cima, con la mirada orientada al Río de La Plata. Esta escultura en particular fue realizada por Joseph Duburdieu al momento que el artista Prilidiano Pueyrredón estaba bajo la dirección de esta obra. La Libertad se retrata con los convencionales accesorios:  gorro frigio y lanza, en su mano derecha. Ambos son atributos de dicha idea abstracta. 

Pero ¿qué tienen en común o diferente? Con más atención de la que ya estamos prestando, observamos personificaciones- es decir, una idea abstracta pasa a tener corporalidad humana. El tratamiento de las facciones es idealizado; todas son realizadas en mármol, de tonalidad blanquecina y miran perdidamente al horizonte. En el caso de la alegoría a la industria y a la geografía, ambas miran hacia un punto perdido; pero no hacia arriba como las respectivas al otro par. La imagen de la industria tiene un hombro al descubierto; las otras tres están ataviadas de densas vestimentas, especialmente la geografía, cuyos pliegues están muy marcados, así como su pesada caída. Los pies, en las cuatro obras, están al descubierto, descalzos, cuyos dedos son regordetes y marcados cuidadosamente; la cabellera en todas es densa y cae hacia los hombros. 

Hasta aquí se han abordado las esculturas que conciernen desde aspectos históricos-es decir, en relación con su contexto de producción – y formales- desde una labor descriptiva de su manera de elaboración. No obstante, a pesar de que se pueda describir extendidamente cada una de las piezas, la experiencia singular, la postura desde la que se da cada mirada son, desde luego, únicas. De ejercitar nuestro punto de vista se trata. Estas líneas se transforman en una invitación a quienes se encuentran leyendo a revisitar estas obras escultóricas emblemáticas. De esta manera se puede reflexionar acerca de la relevancia simbólica cultural de las mismas; o simplemente, levantar la mirada y contemplar el paisaje que nos rodea desde otro modo. Quien sabe con cuantas curiosidades nos podremos encontrar; trataremos aquí de algunas en otras ediciones. ¡Hasta la próxima! 

Este escultor también realizó las esculturas que se observan en el exterior de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.

Títulos consultados y de interés: Aliata, Fernando, 1997. La ciudad regular. Arquitectura, programas e instituciones en el Buenos Aires Posrevolucionario. D’ Onofrio, Arminda, La época y el arte de Prilidiano Pueyrredón. Payró, Julio E., 1961, Prilidiano Pueyrredón, Joseph Dubourdieu, La Pirámide de Mayo y la Catedral de Buenos Aires.

*Lic. en artes, UBA. 

Profesora e investigadora.

belen.ballesta@hotmail.com

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