Cuando nos damos cuenta de nuestro poder creador como individuos y como Humanidad, entonces podemos cambiar nuestra polaridad y marchar delante de los problemas
Vivimos tiempos tumultuosos y abrumados por los conflictos y tribulaciones. La larga presión de las frustraciones y sufrimientos nos invaden con frecuencia, el Desaliento y la Desesperanza, padres de los mellizos Incredulidad y Escepticismo. Cuando observamos el escenario de nuestra existencia concreta, se nos hace difícil extender la mirada al futuro, quizás nos da miedo, ya que nuestra esperanza ha sido mil veces burlada y quebrantada. Sin embargo, hoy puede ser una oportunidad para recuperar nuestra calma y permitirnos pensar con un horizonte más amplio que el que nos fijan nuestras angustias cotidianas.
Quienes transitan el Sendero Espiritual, saben que la vida es una escuela a la que venimos para aprender lecciones y evolucionar. Una de las lecciones más importantes que finalmente se aprende, es que la realidad en la cual vivimos es un espejo de lo que realmente somos. Vivimos en un mundo dialéctico, dotados de libre albedrío, de modo que inevitablemente debemos elegir y militar bajo alguna de las DOS BANDERAS. Para ilustrar con claridad y firmeza este principio, retomemos las palabras de un gran místico alemán, Jacobo Boheme, quien fuera pastor de ovejas y zapatero remendón.
“Vivimos y somos en Dios. Tenemos el cielo y el infierno dentro de nosotros mismos. Lo que hagamos de nosotros, eso somos. Si hacemos de nosotros un Angel que vive en la Luz y el Amor de Dios, eso somos. Pero si hacemos de nosotros un arrogante, falso, fiero demonio que desprecia todo amor y mansedumbre, por la codicia, hambre y sed de avidez, entonces eso es lo que somos” (Confesiones)
Esta enseñanza nos indica que cuando advertimos en el mundo la miseria, la enfermedad, la destrucción, la guerra, la desolación, frutos de la codicia –raíz de todos los males como dice San Pablo- ESO ES LO QUE SOMOS. Pero también este pensamiento inspirador nos puede ayudar a comprender que cuando nos sentimos “víctimas” del mundo en que vivimos olvidamos que somos causativos, y marchamos detrás de los problemas, arrastrados por ellos. En cambio, cuando nos damos cuenta de nuestro poder creador como individuos y como Humanidad, entonces podemos cambiar radicalmente nuestra polaridad existencial, y marchar delante de los problemas, fijando ideales y metas.
Sabiendo, como nos enseña la antigua Sabiduría, que el mundo es tal y como lo concebimos, centremos por ejemplo nuestra atención en ese excepcional acontecimiento que llamamos “Navidad”. Aún quienes no comparten la creencia cristiana, experimentan en esos días un particular cambio de vibraciones cósmicas, más allá del bullicio y el fandango mundanos. Recordemos que, en el relato de este evento, se nos dice que un coro de las Huestes Celestiales entonó un himno que decía: “Gloria en las Alturas. Paz en la Tierra. Voluntad de Bien –Bondad- en los hombres”.
Retengamos por un momento los tres mantras centrales:
Gloria, Paz y Bondad
Visualicemos que al entonar “Gloria” nos ponemos en entonamiento con las Huestes y Jerarquías Celestiales en el acto de adoración al Poder Supremo.
Al entonar “Paz” sintamos la profunda comunión con todos los reinos de la creación –la Tierra- emanando de nuestro corazón, como Fuente de Vida, la Paz para todos los seres.
Finalmente al entonar “Bondad”, vivenciemos nuestra condición como miembros de la Unidad de Vida que es la Humanidad, proyectando al futuro una sociedad solidaria y fraternal, como cualidad central de la nueva etapa que ha iniciado la Raza Humana en este nuevo ciclo cósmico.
De este modo nos ponemos al frente de la “columna”, en la larga marcha hacia la “Tierra Prometida”, como luces irradiantes, señalando un camino de superación, una meta, un destino, conforme a lo mejor de nosotros mismos. Ya que como dicen, todo el año es navidad, porque al afirmar la “Gloria”, la “paz” y el “Amor”, ESO ES LO QUE SOMOS.
Prof. Carlos Alberto Papaleo