La gente es buena

Lucho iba pisteando como un campeón por la calle Montevideo en su monopatín eléctrico, (cancherooo), y en un segundo los planes cambian. Peatón se escurre sin mirar a mitad de la bici senda y Lucho esquiva y se golpea con la mala/buena suerte de joderse un vertebra (lucho ya esta bien). La vida da un vuelco, Lucho es mi hermano, todo pasa a un segundo lugar. La familia entera se pone modo defensa, abroquelados como soldados, distribuyéndonos las tareas, rezando por lo importante y dejando al destino esa parte de nosotros que no podemos controlar. En manos de los otros quien es paciente espera.  Se gradecen las miradas, la empatía de los profesionales de la salud que va más allá de su trabajo. Se agradece a los amigos prestos a dar una mano. Se agradece por lo que se tiene. Y se piensa en los que son menos afortunados. Es que un evento de este estilo te conecta con lo más profundo, con el miedo, con el amor. Te conecta con Dios también.  De todas esas horas charlado con Lucho, como lo hacemos habitualmente, surgió una reflexión de él: la gente es buena. 
Verdaderamente pensamos en el otro, por naturaleza. Son pocos a los que nada le importa -como el peatón que huyó corriendo- pero a cambio tanta gente desconocida durante el accidente prestó su ayuda desinteresada. Por el solo hecho de que un otro estuviera bien.  ¡Es que el otro nos importa por naturaleza! Claro que hay excepciones, pero se trata de gente que vive menos feliz… “Tú eres otro yo, y yo soy otro tú” y esa es la manera de crecer y conectarnos. Es febrero y continuamos agradeciendo al cielo y a todos los de esta tierra, que se brindan por que sí. 
Que disfrutes de la edición de febrero, en el calor del verano las cosas se ven mejor.

 Cecilia Andrada – Directora

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