Se ha estudiado y se considera que vivimos en una simbiosis o en un equilibrio permanente con más de 100.000 millones de bacterias que habitan en nuestro organismo. Estas pueden ser amigables y ayudarnos en funciones tan importantes como la absorción de los alimentos o en la síntesis de los neurotransmisores. Cumpliendo un rol importantísimo en el mantenimiento del equilibrio del organismo, como un todo.
Esos 100.000 millones de bacterias se calcula que representan 2kg de todo nuestro peso corporal. Y como toda población viva está sujeta a cambios durante toda la vida. Por ejemplo, si tomamos antibióticos hay una parte de esas bacterias que pueden morir, y algunas se pueden reemplazar y otras no. Sabemos que los antibióticos se requieren a veces para salvar una vida, de eso no hay duda, pero también debemos dejar claro que el exceso de antibióticos es capaz de destruir la flora bacteriana normal, llamada también microbioma que es parte indisoluble de nuestro organismo.
Estas bacterias que están en simbiosis, un equilibrio funcional y dinámico, además de aportarnos todos estos beneficios, están en contacto directo con 100 millones de neuronas que se encuentran en las paredes del intestino. Aquí se da una relación importante, y es que estas neuronas -vía nervio vago- están en conexión directa con el cerebro.
Actualmente se considera al intestino grueso como nuestro “segundo cerebro”. Cuando una persona tiene una infección, una colitis, una diarrea sucede que se pierden nutrientes, agua, electrolitos y también se pierden bacterias; muchas de ellas buenas y esto trae aparejado un desequilibrio en el cerebro. Se sabe que muchas de estas bacterias son las que producen más del 90% de la serotonina cerebral que nosotros requerimos para estar de buen humor, felices. Cuando hay mucha diarrea, un desequilibrio que hace a la persona perder bacterias buenas, esa persona suele padecer síntomas de depresión, ansiedad y mucha angustia, porque no hay en el cerebro la cantidad de serotonina que debería estar siendo producida en el intestino grueso.
Otro neurotransmisor importante para el movimiento -para el control de los movimientos- es la dopamina, y una parte de ella se produce a nivel de los intestinos. ¿Y qué puede querer decirnos esto? Que en las personas que padecen enfermedades degenerativas del sistema nervioso central como el Parkinson, por ejemplo, un desequilibrio de la flora o microbioma intestinal provoca que el parkinsoniano se encuentre peor, no solamente emocionalmente sino también motrizmente, y responde peor a los medicamentos. Hay una estrecha relación entre la cantidad y la calidad de las bacterias en el colon con el bienestar motriz y psicológico de las personas con Parkinson.
En otras enfermedades degenerativas como el Alzheimer, se ha visto que hay cierto predominio de bacterias negativas a nivel del colon por sobre otras que son positivas. Esto hace que neurotransmisores como la Acetilcolina se produzcan en menor cantidad en el cerebro.
Pensar que el colon va por un lado y el cerebro va por el otro cada vez está más lejos. Hoy también se sabe que las enfermedades como el estrés, la ansiedad, el miedo, que repercuten primero en el cerebro, pueden desencadenar también desequilibrio en el sistema digestivo en el colon, diarrea, colitis, constipación. Hay una relación directa entre el cerebro que transmite todas esas emociones al cerebro secundario o colon y los desequilibrios en este repercuten en el cerebro.
Alimentos para la salud de nuestro Intestino/Cerebro – Si hemos entendido este vínculo, intestino- cerebro, debemos procurar tener una dieta rica en probióticos. Alimentos que aporten fermentos ricos en lactobacilos o en otras bacterias probióticas que hay muchísimas. Fundamentalmente una alimentación sana. Dentro de los alimentos sanos se incluye en primer lugar al yogur, sobre todo los más naturales, hay que hacerse la costumbre tomar uno o dos yogures en el día.
Otro alimento fermentado puede ser el kéfir, esta es una bebida levemente fermentada obtenida de frutas, hoy se vende en dietéticas. Beber un vasito mediano de kéfir en ayunas todos los días, le aporta al organismo bacterias buenas (probióticos).
Otro alimento fermentado es el chucrut, un alimento a base de repollo fermentado que se consume en Europa del Este, sería importante incluirlo en nuestra dieta. También se puede incorporar, las versiones naturales de la combucha – hay que saberla preparar. Beber vino en cierta medida y hasta una cantidad racional de cerveza y sidra, son bebidas que, tomadas con regularidad y en cantidades adecuadas, también pueden aportar probióticos que ayudan a nuestro bienestar.
¿Qué son los prebióticos? – Los prebióticos son los alimentos que sirven de sustento que nutren a los probióticos, a los “bichos”. Dentro de estos alimentos están los cereales integrales, los granos, las legumbres, las verduras, los frutos, todas las cosas que tienen fibra por lo general sirven de alimento bueno para los probióticos para que estos perduren más y estén en mejor cantidad y calidad en nuestro colon.
Los Probióticos – Repasando, los probióticos ayudan a nuestro aparato digestivo en la absorción de todos los nutrientes, fundamentalmente de todas las proteínas, las vitaminas, los minerales, los oligoelementos y a la síntesis de los neurotransmisores que después van al cerebro a cumplir funciones de ayuda al buen ánimo, a la atención, la concentración, la memoria, los movimientos. Y es fundamental también para el sistema inmunológico. Ayudan también al sistema inmunológico a estar fuerte contra otras bacterias malas, virus, hongos, etc. Eso es fundamental para una buena calidad de vida y para retrasar el envejecimiento. En argentina hay muchos buenos probióticos que pueden adquirirse en farmacias y dietéticas.
Dr.Quiñones Molina
@dr.quinonesmolina
Centro de Rehabilitación Integral REBIOGRAL
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