Herramientas para el cambio

 Si bien cada uno tiene necesidades distintas y las maneras de percibir el mundo son diferentes, existen ciertas habilidades que llevamos con nosotros en mayor o menor grado. Para algunos son llamadas herramientas emocionales. Hoy más que nunca, creo importante que descubramos dentro de nosotros estas cinco herramientas.

La RESILIENCIA, es la capacidad de las personas que son derribadas por la vida y vuelven tan fuertes como antes en lugar de que las dificultades o los fracasos las superen. El término “resiliencia” procede originalmente de la metalurgia, y se refiere a la capacidad de algunos metales de recobrar su forma original después de ser sometidos a una presión deformadora. En psicología, se asocia con la capacidad de recuperación, de sobrevivir a eventos dolorosos, de seguir la vida a pesar de los obstáculos. Las personas resilientes logran de forma más rápida y eficaz la recuperación de las «perturbaciones psicológicas asociadas con incidentes críticos», sobreviviendo a situaciones que parecerían imposibles de superar. Se les consideran individuos “excepcionales”, como héroes o seres mitológicos como el Ave Fénix, capaz de revivir de las cenizas. Sobrevivir al impacto de las situaciones traumáticas en la vida es algo cotidiano y de todos, lo que nos diferencia es que algunos son más capaces de resistir, adaptarse, y rehacer su vida después de los eventos adversos. Ser resiliente no quiere decir “no sufrir” o no experimentar estrés. Significa recuperarse «con algunos o pocos efectos sobre la capacidad personal de «funcionar» y de sobreponerse a la angustia, la depresión o cualquier disfunción relacionadas con incidentes críticos.

Así como la resiliencia no posee un carácter absoluto y varía según las circunstancias, la naturaleza del trauma, el contexto y la etapa de la vida; también varía nuestra CREATIVIDAD: encarar las actividades diarias de manera diferente. No hay que ser artista para ser creativo, sino poder encontrar nuevas conexiones entre ideas. Una receta nueva con condimentos de flexibilidad, autonomía, apertura, la disposición a correr riesgos, con perseverancia y un poco de humor. Desde el enfoque gestáltico entendemos que crear es aprender nuevas formas de vivir. Fritz Perls (1971) expresó: «Aprender es descubrir: des-cubrir lo que tenemos delante.» y para desafiar las vicisitudes de nuestro tiempo, todos necesitamos des-cubrir nuestras potencialidades y construir nuestra integridad cada día. Necesitamos poner el acento en la importancia de aprender a crecer en estos nuevos tiempos, como un aspecto esencial de la autopreservación. En palabras de J. Zinker crear genera un sentimiento de trascendencia, de avanzar más allá de la vida cotidiana, nos conecta con nuevas formas de crecimiento y una mirada diferente. En general «el exceso de certeza, la sujeción a la costumbre, el miedo a lo desconocido» son bloqueos frente a lo creativo, por esto comparto que la creatividad es la celebración de nuestra propia grandeza, es la ruptura de límites y por sobre todas las cosas, es un acto de valentía: arriesgarse al ridículo o al fracaso, a lo desconocido y lo incierto… para poder crecer.

Asocio lo creativo con la FLEXIBILIDAD que tenemos de forma innata los seres humanos. No somos estructuras estáticas, sino procesos fluidos, cambiantes y que crecemos a medida que avanzamos en la vida. Somos seres que variamos y podemos ser flexibles en capacidades y cualidades, dependiendo de las exigencias particulares del organismo (nosotros) y del entorno. Cuando dejamos de lado nuestra flexibilidad adaptativa, la respuesta a una situación nueva puede tornarse tan estrecha y tan limitada que nos paraliza. La flexibilidad nos permite crecer, cambiar, modificar conductas e ir procesando nuevas respuestas cuando todo cambia.

Las últimas dos herramientas que aparecen tienen que ver con nuestro concepto de claridad y comunicación personal. Por un lado, la ASERTIVIDAD, es una habilidad social que depende de una comunicación efectiva, mientras que al mismo tiempo respeta los pensamientos y deseos de los demás. La persona asertiva transmite, de manera verbal o escrita ideas claras (poco comunes en nuestros tiempos de opinólogos): «Esto es lo que siento», «Yo pienso que…», «Esto no lo deseo» «No quiero más esto»…sin dominar, humillar o degradar al otro. La conducta asertiva se basa en el respeto hacia uno mismo y hacia el otro considerando los deseos y derechos propios y ajenos. Por otro lado, y en tanto la asertividad tiene que ver conmigo y cómo me expreso, aparece capacidad de prestar atención a pensamientos, acciones, comportamientos, emociones y formas de expresión: la AUTOCONCIENCIA. En el momento en el que el «yo» nace, surge la capacidad de auto percepción y reconocimiento de «mi mismo» como un ser diferenciado del resto, es decir como una individualidad autoconciente y limitada. A partir de entonces (para hacerlo más simple) cada uno de nosotros se verá a sí mismo en los extremos de su doble condición (nuestras polaridades: bueno/malo, por ejemplo); en su síntesis cambiante (la flexibilidad que me permite variar entre estos opuestos) y plasmará el lugar que le corresponde en el mundo (que elijo para mí de acuerdo a lo que soy). En este punto, entran en juego los mandatos sociales, los prejuicios, la historia (+mi historia) y lo vivenciado. desde la curiosidad interna y la exploración personal, puedo estar sanamente en contacto con otros: soy autoconciente. Cada una de estas herramientas que tenemos en nuestro poder nos sirven para ser y estar presentes. Para reconocerme, darme la oportunidad de entenderme, aceptar mi historia personal, y poder mirarme de nuevo. Y amarme.

Andrea Busceme 
Periodista – Terapeuta
@mensajesenelcuerpo

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