El Greenwashing consiste en vender productos como ecológicos y sustentables cuando no lo son; es una estrategia de marketing, desleal y engañosa, utilizada por muchas empresas, para no modificar su estructura productiva, utilizando publicidad e imágenes que uno asocia con lo natural y ecológico, pero sin serlo, ya que producir en forma sustentable es mucho más costoso que invertir en publicidad.
¿Quién está detrás de los productos que consumimos?
Es, fue y será, difícil, para los pequeños productores y emprendedores, entrar en un mercado monopolizado por grandes corporaciones que dictan el precio y los protocolos de calidad a utilizar. Más difícil es, fue y será luchar contra la competencia desleal y el engaño marketinero, que estafando al consumidor dejan a todos los productores y emprendedores bajo sospecha. Es, fue y será muy costoso para el pequeño productor y emprendedor, llevar la trazabilidad de un producto desde la siembra hasta su utilización en formulas complejas de cosmética vegetal, por citar un ejemplo.
En un mercado donde la competencia desleal obtiene rentabilidades 10 veces por encima de un productor con certificación y trazabilidad, se debe contextualizar la situación. Son dos elecciones de vida muy distintas, entre quienes tienen al dinero como un fin y quienes lo tienen como un medio.
Al marcar precios tan bajos con estrategias engañosas, dejan fuera de juego al productor y al emprendedor que tratan de hacer “las cosas bien”. Repito, los gastos en publicidad para engañar a los consumidores son muchísimo menores, en comparación, con los costos para implementar los protocolos adecuados para crear un producto verdaderamente de calidad, en una industria global que marcha a contra mano.
Un consumidor consciente
La hora de la reflexión y el cambio se han instalado en muchos hogares y el consumidor consciente busca hoy productos de extrema calidad y pureza, no contaminados, no manipulados química o genéticamente, o no maniobrados únicamente por un marketing engañoso y fraudulento, que sólo busca adquirir sustanciosas ganancias a bajo costo, disfrazando productos convencionales de síntesis química como productos ecológicos y naturales.
No te dejes engañar por una buena presentación, no es lo único importante, mejor prestá atención a los rótulos de las etiquetas; las imágenes de cosas verdes o tonos tierra y el papel madera pueden confundirte o engañarte, pero el color “artesanal” no los hace naturales, de hecho, la naturaleza tiene todos los colores. No hay regulaciones sobre las imágenes que una empresa pone en su packaging, así que mejor leé la etiqueta porque los rótulos Sí lo están. Más allá de la palabra “natural”, cualquier texto que figura en la etiqueta tiene que estar respaldado para poder ser registrado en ANMAT.
“Certificados” no significa nada si no sabemos quién certifica. Pero, quien registra un producto en ANMAT hace una declaración jurada y debe presentar toda la documentación que respalde que tiene lo que dice y que dice lo que tiene. Con sólo ese registro asume la responsabilidad civil y penal en caso de falsedad o engaño.
Cualquier consumidor que advierte el engaño puede demandarlo y exponerse a pérdidas millonarias.
Está en nosotros, los consumidores, estar alertas y atentos ante las estrategias de Greenwashing para no ser engañados. Actuar en consecuencia es importante, pero también es importante comprender que no siempre se puede llevar a la practica la ecología y la sustentabilidad en un 100% en un sistema productivo desarrollado durante siglos en el sentido opuesto. Que un producto sea 70% ecológico y sustentable, y en un 30% no lo sea, porque todavía no hay industria o producción para completar ese margen. No es engaño, el engaño conlleva una mala intención premeditada, y surge del oportunismo, de una demanda creciente en un gran sector de la población por productos más verdes y más consientes.
Es un proceso de transformación que los consumidores y los productores estamos llevando adelante ante un sistema, corrupto, devorador y rapaz. En esta situación es mejor alentar a los que están tratando de hacer las cosas bien, que criticarlos porque no son 100% ecológicos. No sólo estamos creando productos más sustentables y ecológicos, estamos tratando de cambiar la matriz productiva, para que no sólo sea el producto, sino toda la cultura y el sistema que llevamos adelante como seres humanos reunidos en una civilización planetaria, ecológica y sustentable.
Ignacio Conde
iconde@fyn5.com