Han pasado 60 años aproximadamente desde que se postuló el término fibra por Hipsley en sus investigaciones científicas sobre tratar enfermedades. Son varias las definiciones de fibra dietética en el devenir de los años y aún se sigue investigando sus beneficios para la salud. Una de las definiciones actuales es la que propone la “National Academy of Scienc” (NAS) y “Food and Nutrition Board” de Estados Unidos, en el año 2002, cuando definieron los términos Fibra Dietaria, Fibra Funcional y Fibra Total. Se entendió como fibra dietaria a “aquellos glúcidos no digeribles y la lignina intactos presentes en las plantas”. Por otra parte, describieron fibra funcional como “aquellos hidratos de carbono no digeribles aislados, para los cuales se han acumulado evidencias de efectos fisiológicos benéficos en la salud de los seres humanos”. Por último, fibra total como “la suma de la fibra dietaria y la fibra funcional”.
Existen muchas definiciones; pero podríamos decir que las fibras dietéticas son sustancias que al ingerirlas llegan al intestino grueso (llamado también colon) intactas, donde la microflora bacteriana residente fermenta, algunas parcialmente y otras, no produciendo efectos positivos en nuestra salud.
Suelen clasificarse en (a)Fibras solubles: son aquellas que forman geles con el agua y son fermentadas por la flora bacteriana generando energía y agua. Funcionan como prebióticos, ya que son alimentos de la microflora bacteriana mejorando el medio de absorción de minerales y protección del colon contra agentes carcinógenos. Y, por otra parte, (b)Fibras insolubles: son aquellas que no pueden ser atacadas por las bacterias; su importancia en el organismo se debe a que genera un aumento de volumen de las heces acelerando el tránsito intestinal. Esto es fundamental ya que reduce el tiempo de contacto de potenciales partículas tóxicas con la mucosa intestinal; limita la absorción de colesterol, controla la diabetes y previene enfermedades cardiovasculares. Las bacterias colónicas la fermentan produciendo Ácidos grasos de cadena corta que vuelven al organismo como fuente de energía y a su vez los mismos facilitan la absorción de micronutrientes como por ejemplo el calcio.
Según la Organización Mundial de la Salud se recomienda de ingesta dietética diaria de 25g. a 30g. de fibra. Con una alimentación variada, se llega a cubrir el total de fibra diaria, lo que representa 5 porciones de frutas y verduras por día, eligiendo diversidad en colores y texturas. Incorporando semillas y frutos secos, prefiriendo cereales integrales antes que refinados y recordando que las legumbres son una excelente fuente de fibra y nutrientes (OMS).
Para comprender sus beneficios tomaremos en cuenta un alimento que hoy es furor por las investigaciones recientes que se postularon: el Kale, un superalimento, de la familia de las crucíferas como el brócoli y la coliflor. Estudios describen que es muy rica en fibra, genera saciedad, disminuye el azúcar en sangre, al igual que el colesterol “malo” y los triglicéridos. Actúa como anticancerígeno, contribuyendo a disminuir la concentración y el tiempo de contacto de potenciales carcinogénicos con la pared del colon.
Además, este superalimento tiene otros grandes beneficios para la salud, aporta hierro: importante para prevenir anemias; calcio, y vitaminas A,D,K y E. Su aporte en carotenoides y flavonoides lo hace muy antioxidante, protegiendo nuestro cuerpo de envejecimiento de las células. Además de consumirlo como verdura, lo pueden conseguir en comprimidos o en jugo concentrado con Matchá y jengibre, que potencia aún más su poder antioxidante y regenerativo. Nada más grato que seguir descubriendo, investigando la excelencia de los alimentos que nos rodean, lo cual nos hace más conscientes en la elección de los mismos para llevar a cabo una alimentación saludable. Te invito a descubrir los beneficios de la fibra y a innovar cómo podemos incorporarlos en nuestro día a día.
Sol Pintos
Equipo de Nutrición – New Garden