Llevo unos días de esos en los que, como diría Chespirito, “me lleva el chanfle” …Suerte que la creación de Gómez Bolaños se repitió en nuestras pantallas casi por cuarenta años, así todas las generaciones que nos leen saben de lo que hablo. “Me lleva el…” mascullé durante días viendo noticias, escuchando la radio, enterándome de chicanas políticas, desatenciones sociales, reveces económicos… ¿Para dónde ir? ¿Se puede escapar? Entonces quise soñar con otros horizontes, para volver luego con los pensamientos a estos lares, reflexionando en que en todas partes se “cuecen habas” y que finalmente se cocina con lo que hay. (¡Ay!)
En mis cuarenta (y tantos ya) vi a mis padres atravesar tormentas y, salvo por esta pandemia, estas tormentas parecen ser la misma siempre; cambian los actores, esos que están en el barco sacando el agua, amarrados de las velas, sostenidos de los mástiles… Uso el mismo ejemplo que leerás en charlas metafísicas, aquí pegado a mí, que escribió hace ya varios años mi madre, y pareciera que lo escribió hoy… ¿Acaso nos toca siempre bailar bajo la misma canción, la misma lluvia, el mismo sol? ¿Es la condición humana atravesar tormentas, y siempre que llovió paró?
Hoy tratar de no contribuir al caos será mi lema.
Y empiezo ya. Enfatizándolo hoy en estas páginas de convivir octubre se plasma. Porque a todos nos tocan las luchas contra tormentas y bultos que se menean, pero siempre, siempre saldrá el sol.
Que disfrutes de la edición de octubre, con días pintados de celeste y soles tibios, como el de hoy, en el que te regalo una brisa calentita u olor a pasto mojado.
Han visto, se me fue el enojo…
Cecilia Andrada
Directora