Hay días en que la r aealidad cotidiana me supera; y no sé qué es peor; o me abstraigo de todo y miro programas de espectáculos que lobotomizan o me quedo colgada en la mentira de Facebook… o miro. Miro el mundo y se me comprime el pecho.
Cómo hacer para abstraerse de esas pequeñas muertes cotidianas, que nos suceden cada vez que escuchamos la radio, leemos una noticia en el diario o internet, vemos un noticiero en la tele…
Agradecemos no ser nosotros las víctimas? Cómo seguir con el día cuando nos enteramos de la violencia irracional contra mujercitas, entre mujercitas, contra transeúntes, entre sociedades cercanas y países lejanos. Hermanos todos en definitiva.
Es que mi razón ya no alcanza para abarcar tanta locura, no asimila ya que los hechos que ocurren son reales, los siento extraños, aunque haya perdido un amigo en el subte Belga y mi hermano una amiga en la AMIA… y es quizás esa la barrera de defensa que nos ponemos todos porque asimilar tremenda locura es imposible, gracias a Dios. Dios nos libre -rezo varias veces por día.
Mientras tanto millones de realidades diferentes cruzan las calles, hacen sus compras, juegan con sus hijos, abrazan a sus amigos… y mientras tanto, “ay, mientras tanto…” Todas las vidas, todos los karmas se juegan e incluso distintos tiempos conviven en este pequeño puntito azul. ¿Alguien nos verá desde afuera?
Escuchará nuestras voces, nuestras risas y llantos, nuestros amores y pérdidas, esas que nos cambian la vida?
¿Y mientras tanto? “Ay, mientras tanto” rezo, algunas veces por día… por las dudas, por si acaso.
Sin embargo, me repito, el cielo está muy azul hoy, y el día está frío, como debe ser. Los aviones no paran sus vuelos y allá una señora pasea a su perro. La vida se impone con toda la fuerza de lo común, de lo cotidiano. La vida es Vikinga -me digo- arrasa, pelea, consigue lo que quiere y si te morís en el intento te vas al Valhalla, allí donde reposan los que luchan, donde no hay duda que es el destino triunfal de los guerreros. Y aquí me quedo, con mi escudo, porque vale la pena cada día.
Que disfrutes con toda la fuerza del invierno la edición de Junio de Convivir
Cecilia Andrada / Directora