Alergia a los alimentos: los síntomas físicos

La alergia a los alimentos es por definición una irritación de los tejidos o inflamación causada por un alérgeno alimenticio. El lugar donde un alérgeno decide depositarse y hacer daño está probablemente predeterminado genéticamente. Cada persona tiene sus puntos fuertes y débiles, tanto fisiológicos como bioquímicos, enfermedades a las que es resistente y otras a las que es especialmente susceptible. Diez personas alérgicas a la leche pueden reaccionar de diez formas distintas e individualizadas. En una persona puede causar migraña, en otra diarrea en otro eccema e hiperactividad, en una cuarta síntomas de anginas o quizás un amago de artritis reumatoide.

Los síntomas que aparecen no son por lo general reacciones súbitas, sino que se han ido “reforzando’ durante un período de tiempo. De hecho, uno de los aspectos insidiosos de la mayoría de las reacciones por alergia a los alimentos, es que la mayor parte de los síntomas, por lo menos en las etapas más tempranas de su desarrollo, son suaves y parecen no tener relación (cronológica) con la comida que los produjo. El estallido final de los síntomas puede ser el resultado de meses o años de daños acumulados, causados por la alergia a los alimentos.

Otro signo común de alergia, es la retención de agua o edema. La gente que tiene tendencia a ganar o perder más de 1 Kg. diario, o cuyo peso varía impredeciblemente con independencia de la cantidad de alimento ingerida, debería, al menos, sospechar, que padece alergia a los alimentos. Una de las formas en que el cuerpo puede reducir la irritación producida por la alergia, es retener mucha agua para así poder diluir los alérgenos adheridos a los tejidos, de ahí el edema (retención de agua). Muchas mujeres que toman diuréticos, son el blanco de serias deficiencias de potasio y/o magnesio, así como de los riesgos cardiovasculares relacionados con ellas. Una terapia más segura y eficaz para el edema crónico, sería identificar y eliminar los alimentos alérgicos de sus dietas.

Las “ojeras alérgicas” (círculos oscuros bajo los ojos), las hinchazones o inflamaciones bajo los mismos, así como las arrugas de la misma zona (señal de Dennie), son normalmente debidas a la alergia. También lo es la arruga en la nariz (o “saludo alérgico”), un pliegue horizontal a través del puente de la Nariz que es consecuencia de frotarse la nariz continuamente.

Todavía hay otro síntoma de alergia muy común, la formación de mucosidad excesiva caracterizada por la nariz congestionada de forma crónica, el goteo, flemas excesivas (a menudo expulsadas después de hacer ejercicio o sufrir emociones fuertes), mucosidad en las heces, sonarse o rascarse la nariz con frecuencia, etc.

Los trastornos digestivos acompañan casi siempre a las alergias a los alimentos. Pueden incluir hincharse después de comer, eructar y gases (flatulencia), lengua sucia, náuseas, vómitos, diarrea, calambres abdominales, mal aliento, síntomas de enfermedad vesicular, prurito anal pronunciado y mucosidad o sangre en las heces. Parece ser que el tracto digestivo es la primera línea defensiva contra la alergia a los alimentos; a la inversa, la digestión defectuosa es a menudo la primera causa de la alergia a los alimentos.

Las infecciones frecuentes y recurrentes, especialmente en niños, son señales comunes de alergias asociadas a los alimentos. Infecciones crónicas del aparato respiratorio superior, como dolor de garganta, resfriados e infecciones del oído medio, pueden ser el resultado de inmunidad reducida a consecuencia de alergia a los alimentos. Los médicos modernos, yo incluido, creemos que usted no atrapa los resfriados, se los come.

Síntomas físicos

-CABEZA: Ojeras, dolores de cabeza en ojos y sienes, y otros dolores de cabeza “vasculares”, migrañas, desmayos, vértigos, sensación de tener la cabeza “llena”, somnolencia excesiva después de comer, despertarse frecuentemente por la noche, insomnio, despertar de madrugada (normalmente entre las dos y las cuatro) sin poder dormir.

-OJOS, OÍDOS, NARIZ Y GARGANTA:Nariz goteante, nariz cargada, excesiva formación de moco, ojos llorosos, visión borrosa, tínitos (zumbidos, rugidos. chasquidos o pitidos en los oídos), dolor de oídos, sensación de oídos ‘llenos”, líquido en el oído medio, pérdida de audición, infecciones recurrentes del oído, dolor de garganta, ronquera, tos crónica, náuseas, llagas en la boca, picor en el paladar, sinusitis recurrente, picor persistente de nariz.

-CORAZÓN Y PULMÓN: Palpitaciones, arritmias, incremento de la frecuencia cardiaca, taquicardia, asma, congestión en el pecho, anafilaxis provocadas por el ejercicio y asma

-GASTROINTESTINAL: Mucosidad en las heces, comida sin digerir en las heces, náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, hincharse después de las comidas, eructos, colitis, flatulencias, sensación de tener el estómago lleno mucho tiempo después de comer, dolores o calambres abdominales, síndrome de irritación en el intestino, cólicos en bebés, sed extremada, enfermedades inflamatorias de intestino (por ejemplo, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa), prurito anal, lengua sucia, síntomas aparentes de enfermedad en la vesícula (que pueden ser de naturaleza alérgica).

-PIEL: Urticaria, sarpullido, eccema, dermatitis herpetiforme, palidez, piel seca, caspa, uñas y pelo frágiles.

-OTROS SÍNTOMAS: Dolores de crecimiento en niños, síntomas de síndrome premenstrual, fatiga crónica, debilidad, dolores musculares, dolores de articulaciones, artritis, manos, pies o tobillos hinchados, síntomas en el tracto unnano (frecuencia, urgencia) picor vaginal, flujo vaginal, epilepsia en niños con migrañas. Obesidad, fluctuaciones de peso rápidas de un día a otro (uno a cinco kilogramos o más),

-SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS: Ansiedad, “ataques de pánico’, depresión, ataques de llanto, comportamiento agresivo, irritabilidad, embotamiento mental, aletargamiento mental, confusión, exceso en “soñar despierto”, hiperactividad en niños y adultos, desasosiego, incapacidad para aprender, hábitos de trabajo defectuosos, farfullar, tartamudear, dificultad de concentración, indiferencia.

Dr. Domingo Pérez León
Medico Español

Artículo anteriorLas semillas de chía como la llave de una alimentación saludable
Artículo siguienteNacimiento y muerte de todas las cosas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!