En estos días varias personas se me acercaron hablándome de su duelo, tanto del ser querido que partió o el amor “perdido”…
Cualquier pérdida lo que tiene en común es la ACEPTACIÓN.
La aceptación según el diccionario es mostrarse conforme o tolerante con alguien o algo aunque no nos guste, satisfaga o convenza.
Lamentablemente la pérdida de un ser amado no la podemos cambiar, así que tarde o temprano lo vamos a tener que afrontar y aceptar, nos duela o no, otra no nos queda.
Lo importante es la real aceptación, es entender que el sufrimiento no nos va a cambiar la “realidad” aunque el dolor siga. Como decía Buda “El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”.
Jung decía que no era posible cambiar algo a menos que lo aceptemos; y esto nos enseña que hasta que no lo soltemos, ese dolor nos va a acompañar.
Muchas veces no querer cambiar ese dolor, inconscientemente es por miedo a olvidar (el dolor nos recuerda al ser amado y así creemos retenerlo), y muchas otras por la culpa de estar vivos (porque “yo” puedo disfrutar lo que “él” no puede).
Sabemos que en la vida tiene todo un vencimiento (por lo menos en el mundo físico), y que tarde o temprano llegamos a un final (metafórico o no). Se termina una relación, un libro, una época, un verano y una vida…
Sabiendo esto, igual nos enojamos con Dios, con el mundo, con nosotros, con ellos, con todos cuando tenemos que aceptar que se fue…y que en realidad no se fue, solo que marco una etapa de nuestra historia y nos creemos que por no verlo o tocarlo no está con nosotros y eso no es verdad… siempre va a estar en nuestra historia porqué fue parte de ésta.
Si empezáramos a ver las cosas de otra manera, a ver las cosas como son…aunque no nos guste, aprender a aceptar que no tenemos nada controlado. Un amor, un ser querido se pueden bajar en algún momento de nuestra historia y eso no nos va a quitar lo ya vivido
La vida está marcada por vencimientos físicos, sentimentales (visuales, táctiles, auditivos…) pero no nos quita la experiencia vivida. Por eso una forma de aceptar es agradecer el paso de ese “SER” en nuestra historia…el haber podido vivir la experiencia con él, aunque sea breve, larga, intensa, casual en nuestra vida.
Aceptar que así fue su historia, nuestra historia juntos… y seguir caminando.
En la terapia floral tenemos ayudas como… RESCUE REMEDY, WARATAH para los primeros momentos, WALNUT para adaptarnos a la nueva realidad, SWEET CHESTNUT para la angustia extrema, STAR OF BETHLEHEM para el shock o trauma posterior, WHITE CHESNUT para los pensamientos reiterativos, HONEYSUCKLE para el desapego emocional, WILLOW para el resentimiento, PINE para la culpa, MUSTARD para estados depresivos, RED SUVA FRANGUIPANI para calmar la pena, tristeza por la pérdida, entre otras.
Es un tema largo de entender, procesar y solo depende de cada uno de nosotros…en realidad lo único que podemos hacer es adaptarnos a la nueva realidad. Aceptar lo que nos pasó, entender que parte de la vida es la muerte. Reconocer la aceptación como tal y no resignarnos, ya que la resignación nos hace morirnos en vida y la aceptación es la comprensión de lo acontecido, tratando de salir adelante.
No podemos permitirnos perder este tiempo de aprendizaje llamado vida, las cosas muchas veces no son como las quisiéramos pero hay que aceptar aunque duela, soltar y permitirnos vivir…
Buena vida. NAMASTE.
Alejandra Giammarino
Terapeuta
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