Somos naturaleza y seguimosun calendario milenario

Libros y flores para el alma

Comienza el equinoccio de primavera y en esta parte del mundo empiezan a verse los primeros brotes de aquello que sembramos. La siembra que hicimos en tierra, la que hicimos en nuestro corazón y en nuestra vida. Lo nutricio, lo que queremos que prospere.
En el mes de agosto, abrimos un pozo, una boca en la tierra y le convidamos los mejores alimentos que obtuvimos de nuestras cosechas previas. La ceremonia de la Pachamama marca el inicio del nuevo año andino, es compartida por diferentes pueblos y ya la realizaban los Incas hace más de 500 años y los pueblos preincaicos. La Tierra como madre protectora  
En la ciudad este calendario parece inexistente pero basta alejarse un poco o ir a alguna huerta barrial vecinal para observar los ciclos de la naturaleza. 
La palabra equinoccio proviene del latín y significa la noche igual. Es el momento del año en el que el Sol alcanza el punto más alto en el cielo, esto hace que la noche sea igual al día, trayéndonos equilibrio.
El día y la noche se igualan como consecuencia de la posición del eje de la Tierra con respecto al Sol, que permite que los rayos solares incidan de igual forma sobre ambos hemisferios y los días comienzan a ser más largos. 
Dejamos atrás agosto con sus vientos para poco a poco ir más livianos de ropa. Es una explosión de colores, muchas plantas comienzan a dejar sus ramas desnudas para vestirlas de verdes y colores. 
Desde la medicina china la primavera se asocia al meridiano Hígado-Vesícula Biliar y al elemento madera. Para equilibrar estos órganos podemos hacernos una infusión de las plantas carqueja y alcachofa que nos ayudarán a equilibrar esa energía y sentirnos mejor. Son hepatoprotectoras, levanta la bilis mejorando el trabajo intestinal y baja el fuego de la mente, tanto la estomacal como la de la cabeza. Comencemos a transformar las broncas que se acumulan en el hígado y que no son nutricias para nuestro buen vivir.
Si en algún atardecer andan por el barrio de Villa Pueyrredón, cerca de la Huerta La Unión al lado de las vías del tren línea Mitre podrán disfrutar de azares, jazmines, lavandas, plantas nativas, que invaden el corredor verde que se ha ido creando con aromas y una biodiversidad que hacen que todo se vea posible. En esta biodiversidad participamos todos, insectos, aves, piedras, árboles, plantas, hongos todos los seres vivientes que vivimos en este mundo llamado Tierra.
Los saludo hasta la próxima, y no se olviden…
¡Seamos felices, tomemos yuyitos y hongos, guardemos semillas y leamos libros!

Por Jimena Ramos Lanciotti
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