El consumo diario de más de 3 o 4 horas de redes sociales es clasificado como “uso intensivo” y está asociado a un mayor riesgo de síntomas depresivos, baja autoestima, angustia y ansiedad, provocados por la comparación, la búsqueda de validación externa y la exposición a las críticas. El consumo de imágenes idealizadas y de una realidad filtrada genera malestar en los jóvenes, porque moldea la percepción que tienen de sí mismos y del mundo que los rodea.
“El desarrollo de la autoestima, la personalidad y la iniciación en diferentes experiencias mediadas por estos modelos digitales ligados al consumo, a las modas y las tendencias pone a los y las adolescentes en una posición de especial vulnerabilidad”, afirma Damián Supply, psicólogo y coordinador del área de Prevención y promoción de salud en niñez y adolescencia del Hospital Italiano. “El sufrimiento o la incomodidad habita en la distancia que hay entre la búsqueda personal y los ideales digitales. Si bien la comparación existió siempre, hoy esa ‘vida perfecta’ está mucho más presente, globalizada, con modelos preestablecidos y soluciones mágicas e inmediatas que dejan de lado lo singular”, agrega el especialista.
La continua utilización de las redes también puede llevar al adolescente a encontrarse en un estado de alerta constante. “Aquí es cuando aparece el concepto de ‘FOMO’, que funciona como un amplificador del estrés y la ansiedad, y se manifiesta en un miedo a perder vínculos, experiencias o reconocimiento social”, explica Gisela Rotblat, secretaria académica y docente de la Especialización en Psiquiatría Infanto-Juvenil de la Universidad Hospital Italiano y jefa del Servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano.
Si bien el miedo a la exclusión es una reacción esperable en cualquier persona, el FOMO ligado al consumo problemático de redes sociales evidencia el apego a las tecnologías y el impacto que tienen en la percepción de la vida y la felicidad. Puede derivar en síntomas de ansiedad, angustia y enojo, y tiene consecuencias tales como:
⁕Problemas en la concentración y funcionalidad académicas y/o laborales.
⁕Frustración y consecuencias negativas en el estado de ánimo.
⁕Trastornos del sueño con disminución del rendimiento, sensación de cansancio y aumento de la irritabilidad.
El rol de la familia, la escuela y la sociedad
Ante una problemática ya instalada, el rol de las familias, la escuela y la sociedad en su conjunto es fundamental para potenciar los beneficios y reducir los riesgos en entornos digitales a través de la “educación digital”, que implica:
Alfabetización digital: enseñar a diferenciar lo real de lo editado/idealizado en redes.
Autorregulación tecnológica: fijar horarios sin pantallas, practicar el “digital detox” parcial a nivel familiar.
Fomentar conexiones offline: actividades presenciales que generen pertenencia en espacios comunitarios y reemplacen la validación digital.
Trabajo en autoestima: fortalecer la valoración interna frente a la aprobación externa.
Tanto Rotblat como Supply hacen hincapié en la importancia de la prevención en todo momento. “No debemos esperar a la adolescencia, e incluso podemos anticiparnos y trabajar junto a ellos antes de que comience su vínculo con los dispositivos electrónicos”, explican. “Debemos escuchar, conocer e interceder en toda situación y desde los diferentes ámbitos que forman parte de la vida: el hogar, el colegio, el club, la salud”, agregan.
En cuanto a las prácticas y límites, resaltan que es fundamental establecer un orden, con hábitos y rutinas saludables que respeten las horas adecuadas de sueño, alimentación balanceada, realización de actividad física, adquisición de nuevos aprendizajes y, sobre todo, socialización. Límites como un máximo de 3 horas de pantallas por día y la ausencia de dispositivos electrónicos hasta los 6 años también pueden ser estrategias valiosas.
Reflexionan, concluyendo, sobre el rol actual de los profesionales de la salud, quienes deben “estar alerta a los riesgos, trabajar incesantemente sobre la prevención y acompañar a las instituciones y familias a establecer los cambios que proponemos”.
Salud mental – Hospital Italiano






