El tampón es un elemento de gestión menstrual utilizado por gran parte de la población mundial con útero. Pero ¿de qué está hecho un tampón? A simple vista de algodón y/o rayón, es decir, parece principalmente constituido por materiales absorbentes, pero lo cierto es que esto no es tan así.
Este año, una investigación titulada “Los tampones como fuente de exposición a los metales (metaloides)” desarrollada por un grupo de científicas norteamericanas, entre ellas Jenni A. Shearston y Kathrin Schillingla, determinó que los tampones pueden contener metales provenientes de procesos agrícolas o de fabricación.
¿Cuál es el riesgo de esto? Que algunos de estos metales, como los metales pesados, son tóxicos para los organismos vivos y podrían ser absorbidos por el tejido vaginal debido a su alta permeabilidad, lo que en el tiempo podría resultar en enfermedades sistémicas. El problema, señalado por las científicas, es que anteriormente nunca se había realizado un estudio que mida los niveles de metales presentes en tampones.
¿Cuál fue su metodología? Analizaron 16 metales diferentes en al menos 14 marcas de tampones provenientes de EE. UU., Reino Unido y la Unión Europea, de diferentes diseños y tomando en cuenta si el algodón era de origen orgánico o no. La finalidad era determinar la presencia de metales como arsénico, mercurio, cobre, zinc, calcio y hierro, entre otros. El resultado fue que todos los metales evaluados fueron hallados en todos los tampones. En diferentes concentraciones se hallaron incluso compuestos de alta toxicidad como: plomo, cadmio y arsénico. Si bien el estudio encontró la presencia de metales tóxicos en los tampones, se necesitan evaluaciones futuras para comprobar que los metales puedan filtrarse de los tampones y volverse biodisponible para la absorción vaginal.
La discusión, planteada por el equipo de investigación, es que deben hacerse regulaciones que exijan a las empresas fabricantes realizar pruebas de metales en sus productos de gestión menstrual, o revisar las existentes.
Ahora, como siempre, la crítica de trasfondo es que pareciera ser que los cuerpos menstruantes no fuimos ni somos objeto de investigación científica, siendo que los tampones se usan de manera masiva desde hace casi 100 años.
www.femiciencia.com – Jenni A., et al. (2024) “Tampons as a source of exposure to metal(loid)s”, Environment International https://doi.org/10.1016/j.envint.2024.108849
Por Antonella Biondi y Nabila M Gomez Mansur
Antonellna Biondi es Lic. en periodismo – UNSL y Nabila Gomez Mansur Dra. en Farmacia y Bioquímica – UBA. Ambas integrantes del equipo de Femiciencia @femiciencia_