Recuerdo que cuando era chica, al volver de las vacaciones, mamá y papá solían decir que necesitaban irse de vacaciones. Sí, “tener vacaciones de las vacaciones”. Esta frase conocida hoy, en aquellas épocas no la entendía… Ahora analizándola desde mi perspectiva actual, como Lic. en recreación puedo ver algunos signos que todos repetimos y que vuelven a las vacaciones, agotadoras..
En vacaciones familiares, cuando salimos de nuestra casa de todos los días para encaminarnos en una aven- tura a algún lugar desconocido – o conocido pero no cotidiano – las tareas que realizamos día a día se maxi- mizan y parecieran tener otro peso. Y – depende la dinámica familiar – sucede generalmente que “una” persona de la familia encarna o realiza en mayor medida tareas que corresponden a todos. Vuelvo a mi familia: en un momento determinado, mi mamá decidió que las vacaciones iban a ser para toda la familia, con ella incluida! Eso significaba dejar que hacer “ciertas actividades” que, por distintos motivos, termina- ba haciéndolas ella. Y funcionó, días antes del ansiado descanso, se sentaba frente a su computadora y en un cuadro muy bien armado y organizado escribía día a día qué tarea le tocada a cada quien: cocinar, levantar la mesa, hacer las camas, lavar los platos, y alguna que otra tarea correspondiente. Así, en las cabañas donde general- mente pasábamos nuestras vacaciones, los roles se movían y nadie se quedaba realizando “todo”. Una buena estrategia. No olvido a mi padre cansado de manejar llevándonos a tres niños/adolescentes a todos lados… Y con niños pequeños puede llegar a ser aún más caótico.
Vacaciones con pareja u amigos! Irte de viaje con aquella persona a la que adoramos y vemos cada tanto, puede ser también caótico y es posible que queramos arrancarle las mechas más de una vez. ¿Por qué? La vimos día y noche en todas las situaciones posibles, todo el tiempo. Conocimos cómo vive cotidianamente – y peor, en un lugar alejado de su casa – cómo se maneja con las tareas familiares, con las salidas, con las excursiones, con otras personas. Y muchas veces, nuestras formas son muy distintas. ¿Y qué decir de las personas que por más que puedan escaparse a algún lugar, no dejan de trabajar? Muchas personas no pueden, por distintos motivos, dejar del todo su trabajo cuando salen de vacaciones y esto muchas veces genera un estrés y cansancio mayor al no estar presente en cuerpo y sí en mente: ¿cuándo vamos a parar realmente? Poder irse de vacaciones es un lujo y un placer que no todo el mundo puede tener. Y claro que puede sucedernos de enloquecer por ciertas situaciones o circunstancias. Sin embargo, al momento de planificar un viaje – sea donde sea y con quiénes sea – siempre es importante hacerlo en conjunto y darnos el lugar de aprender – ten- gamos la edad que tengamos y las experiencias con las que contemos – Entendamos que son vacaciones para todos y que luego el año no nos dará tregua. Planear las excursiones, hablar sobre las tareas banales y aburridas de la cotidianeidad, aprender a escucharnos y a decir, poner un freno, quizá sean algunas de las claves para que las vacaciones sean un descanso real para tod@s. Y si entre nosotros, hay alguno de los viajeros que debe seguir conectado al teléfono por cuestiones laborales, acompañar y ayudar a que esa persona también pueda tener momentos de desconexión.
Vacaciones en casa! Hay quienes no pueden irse a nin- gún lado, pero disfrutan – o quieren disfrutar –unos merecidos días de descanso en su casa: planificar salidas, excursiones familiares y hablar sobre la cotidianeidad de las tareas puede ayudarnos a tener un real y merecido descanso y además, quizá, hasta nos ayuda a mejorar la dinámica de todo el año.
El regreso: Es normal pasar por un momento de estrés post vacaciones: volver a la rutina, al trabajo, a la ciudad, al ritmo, a las obligaciones. Para lograr que este regreso no sea motivo de ansiedad, angustia, desgaste y que logremos llevarlo de la mejor manera una de las cosas más sencillas – y difíciles de conseguir – es volver con buen humor, con actitud positiva, valorar lo bueno y ese momento que tuvimos de relajación. Una idea conveniente es regresar unos días antes de la vuelta al trabajo. De esta manera, podremos relajarnos de las vacaciones que tuvimos, volver a poco al ritmo cotidiano y lograr que el cambio no sea tan drástico, ordenar la casa y las pertenencias.
Para el trabajo un Tip: encontrar motivos que te entusiasmen con el trabajo: buscar los desafíos que te propone, las cosas buenas que te deja, lo que podemos aprender, explorar si hay nuevos encuadres en los que capacitarnos para mejorarnos y lograr mantenernos en sano movimiento y crecimiento. Es muy importante no sobre exigirse cuando regresamos de las vacaciones y volvemos a la cotidianeidad. No es necesario que todo se resuelva inmediatamente, podemos buscar distintas salidas, darnos tiempo y paciencia y quizá hasta pedir ayuda. Lograr realizar una lista de prioridades, nos hará centrarnos en lo esencial e ir de a poco. Por último, planificarnos momentos de relajación, de ocio y si podemos alguna escapada algún fin de semana. Tener entre nuestras prioridades aquellos momentos que nos pongan en protagonismo solo a nosotros y nuestro bienestar, en soledad o en la compañía elegida. Cada año, cada experiencia es un nuevo aprendizaje y planificar esta parte del año para que nos de energías y felicidad es muy importante. Y dicho esto, me aclaro a mí misma un par de cuestiones, paro la pelota y relajo. Un buen jugo de naranjas exprimido y a la cama a ver una película. ¡Hasta pronto!
Gisela Medrano / CONVIVIR