Dijo el famoso músico y compositor alemán Johann Sebastian Bach (no confundir con Edward Bach, creador de las Flores de Bach): La enfermedad es un conflicto entre el alma y el cuerpo. El primer lugar donde se manifiesta el desequilibrio es en los cuerpos etéricos, es el “aura” la que se altera y esto puede verse en la fotografía Kirlian de la yema de los dedos. Este método es usado en los hospitales rusos (El invento de la fotografía Kirlian proviene de Rusia, año 1937) cuando no se puede saber con exactitud el origen de una enfermedad o para derivar al enfermo en forma rápida al sitio adecuado para su pronto tratamiento. La curiosidad me llevó a fabricar una cámara Kirlian hace 25 años, y desde entonces no paré de investigar sobre el tema. Pero esa no es materia de esta nota sino el resultado de haber descubierto que por no estar conforme con la vida que se lleva aparecen las alergias. Para quien nunca vio una fotografía Kirlian les diré que se puede ver como un óvalo negro en el centro de la fotografía; eso es la huella del dedo apoyado sobre la película fotográfica (se trata de una fotografía de contacto, ya que no se usa lente). Hacia afuera, como los rayos de una rueda, salen unas fibras celestes que for- man una trama parecida a raíces, se trata de las fibras luminosas que conforman nuestra aura. Si estas fibras se curvan formando algo similar a “paragüitas”, estamos frente a un caso de tristeza, y si todo el conjunto de fibras se dobla en su totalidad, está manifestando disconformidad con la vida que se está llevando. A las pruebas me remito: Este fue el caso de NN López, un joven de 30 años que acudió a la consulta, aconsejado por su médico, quién no podía resolver su problema de piel, ya que presentaba urticarias en todo el cuerpo y no respondía a los tratamientos convencionales con corticoides. Según dijo su médico se trataría de una alergia rebelde. Al analizar lo que mostraba la fotografía Kirlian, el psicólogo de nuetro equipo se empeñó en investigar que faceta de la vida de NN López lo hacía infeliz, descubrió que era su trabajo, que por obligación tenía que conservarlo ya que en su magra condición económica debía mantener a su esposa y a tres niños. Le preguntó si tenía oficio y donde trabajaba, la contestación fue inmediata: “Trabajo en un frigorífico matando vacas y eso no me gusta, sufro mucho, pero no tengo más remedio que hacerlo”. No había mucho más que decir, la única solución para NN López era cambiar de trabajo y eso es lo que se le aconsejó. Pasó el tiempo y un buen día, por casualidad, lo encuentro comprando en un supermercado, me reconoció y me dijo con euforia: “¡Mire!, mire mis bra- zos, ya no tengo el sarpullido, tampoco en el cuerpo. Seguí el consejo de ustedes y renuncié a ese trabajo, ahora estoy en un reparto de diarios en la capital. Eso sí… viajo y madrugo, pero soy feliz» Otro caso que me tocó de cerca fue el de mi hija mayor: En aquel momento tenía 23 años y estaba en el último año de la facultad cursando la carrera de ingenie- ría textil, y se había propuesto trabajar durante al menos un año en una fábrica de tejidos de lana, para preparar su tesis- Logró conseguir un puesto de empleada en una fábrica de Paso del Rey, una empresa familiar de mediana envergadu- ra. La relación entre el dueño y los empleados era buena, pero luego comen- zó a deteriorarse porque la empresa tuvo problemas financieros y redujeron el personal. Los que quedaron, tenían que hacer todo tipo de actividad y turnos rotativos, transformandose en una “bolsa de gatos”. Casi simultáneamente, no habiendo tenido nunca brotes alérgicos empezó a tenerlos, le apareció una urti- caria que se fue extendiendo por todo el cuerpo. Aún medicada con corticoides y cremas, la cosa iba de mal en peor. En aquel entonces yo recién comenzaba con la fotografía Kirlian y no sabía interpre- tar lo que mostraban. Con los años y revisando unos cajones las encontré y a la luz de lo que sé hoy, resultó más que evidente que lo padecido por ella en aquel momento era el no estar conforme con lo que estaba viviendo. Me queda agregar que su permanencia en ese lugar no llegó al año y que renunció antes de lo planeado, porque la fábrica era un verdadero caos. Al poco de renunciar su afección desapareció milagrosamente y no fue por la lana, el pelo del gato o el polen, fue porque estaba a disgusto con lo que le tocaba vivir. En estos años he podido observar, al analizar las fotos Kirlian de niños, jóve- nes y adultos, el denominador común es no estar conforme con la vida que llevan; angustia, tristeza, auto-exigencia y agre- sión contenida. Mi pregunta siempre gira en torno a lo mismo: ¿Sufrís de alergia? Y la respuesta suele ser un Sí. La medicina oficial toma a las eruptivas como problemas de la piel y según la Homeopatía se debe a trastornos internos que se manifiestan externamente. Algunos son medicados como brotes agudos de una enfermedad crónica; la alergia. Otros, en la adolescencia, toman el camino de la evasión recurriendo a las adicciones. Conclusión: ante la manifestación de un estado alérgico debemos pensar, entre otras cosas, ¿qué motivos nos llevan a estar desconformes con la vida que llevamos?
Ing. Guillermo Marino Cramer
Autor del libro: “Crónica de un viaje a lo desconocido” mail: skyjetar@gmail.com www.kirliannet.com.ar