Adrenalina es la sustancia que liberamos cuando tenemos miedo o estamos nerviosos, la que provoca cambios en todo el cuerpo, que pueden llegar a producir colitis, taquicardias e hipertensión, además de sudor frío en pies y manos. Estos cambios tienen mucho que ver con la acción de unas hormonas que se forman en la médula suprarrenal. Según el número de glándulas sudoríparas concentradas en esa parte del cuerpo -varía de una persona a otra-, el sudor será mayor en la frente, nuca o tronco y mucho mayor en las extremidades. Cuando el sudor viene producido por miedo o angustia, la sudoración se concentra, sobre todo, en pies y manos. La existencia de regiones corporales en las cuales se determina una sudoración más abundante no depende de un mayor número de glándulas sudoríparas, sino de una actividad funcional más acentuada. Una sudoración abundante recibe el nombre de perspiratio sensibilis y es aquella que tiene lugar visiblemente, con la formación de gruesas gotas de sudor que se ubican en las regiones donde la actividad de las glándulas es más manifiesta. Por otra parte, la secreción sudorípara está ligada a la irrigación sanguínea local, que proporciona los elementos gracias a los cuales las glándulas extraen el sudor, y también la estimulación nerviosa, que influye en la actividad glandular. Las diversas culturas han favorecido o perjudicado este tema tan personal como es el propio olor corporal. Los árabes concertan una boda y, para cerciorarse de su acierto, antes del enlace solicitan oler a la novia, rechazándola cuando no es de su agrado, y no por motivos estéticos precisamente, sino porque notan en su persona un tono de descontento o enojo. En Bali, cuando los amantes se saludan se respiran profundamente en una especie de rito animal; y en la tribu Kanumbirebe, al sur de Nueva Guinea, cuando dos amigos se separan el que se queda suele tocar en la axila al que va a partir, para compartir un íntimo recuerdo: su sudor. Esto es impensable para un occidental, pero debemos reconocer que también otros pueblos se extrañarían de que dos hombres se saluden besándose las mejillas o simplemente que se estrechen las manos. Hierbas aromáticas, un buen remedio Se pueden hacer infusiones con esencias de canela, eucalipto, romero, pino, limón o tomillo, que utilizaremos para lavar aquellas zonas del cuerpo que requieran algo más que un jabón, por su excesiva sudoración. Beber tisanas de cola de caballo (una cucharadita por taza) tomando una o dos al día.