“Seré tu no sé” -2da. parte-

El Autismo en femenino

En nuestro mundo mayoritariamente verbal, existen muchas personas no verbales; no porque no tengan la capacidad de hablar, sino porque van buscando sus propias maneras de expresarse, a veces solas, otras en compañía de profesionales. A ese espacio intermedio llega Radha Vega, desde su expertise profesional e intuitiva, para tratar de decodificar llantos, derribar prejuicios y acompañar el duelo de no encajar.
Les compartimos la segunda parte de nuestra charla con Radha —bailarina, acompañante terapéutica, profesora de yoga y meditación, activista por los derechos humanos y la salud mental—, asomándonos a un mundo donde se aplican diferentes reglas, otras formas de lenguaje y codificación, para sacar lo mejor de nosotros: la empatía y el respeto por las neurodivergencias.
Radha misma es una mujer adulta dentro del espectro autista. “Este mundo es muy verticalista, y no leemos lo corporal. El lenguaje verbal no es el único lenguaje”, dice.

Meditar y el lenguaje interior
Contemos cómo trabaja Radha: durante la pandemia, de la mano de la psicomotricista María Straface y de la terapista ocupacional Romina Almirón, comenzó a trabajar online con personas dentro del espectro. Incorporó meditación. Lo que más la sorprendió fue la aceptación inmediata de esta práctica, incluso entre adolescentes con diferentes situaciones cognitivas y neurológicas.

No hubo una persona, un adolescente, que no haya hecho meditación dentro de la pandemia. Porque en esa introspección uno se ve. La meditación tiene ese contraste de vernos a nosotros mismos. No socializar en la pandemia, para las personas dentro del espectro, fue un alivio. Un descanso del traje…

Radha recuerda especialmente el caso de una adolescente con mutismo selectivo que hablaba únicamente en japonés. A través de videollamadas, canciones elegidas por ella y referencias a personajes de animé, Radha descubrió que la joven hablaba de sí misma a través de esos relatos. “Le pregunté si lo que contaba del personaje era lo que ella sentía, y me respondió un ‘sí’ rotundo que traspasó la pantalla. Vi otro rostro en ella ese día”.
Radha compartió esta experiencia con el equipo con quienes trabaja: “Las personas dentro del espectro que somos artistas, a la vez verbales y no verbales, somos como un puente entre los profesionales y familias. Y las mujeres autistas, artistas y terapeutas no verbales, somos una especie de embajadoras. Porque compartimos muchas necesidades y muchas observaciones”.

La observación, la herramienta principal
De niña pasaba horas experimentando, mirando. Tenía un mundo paralelo de percepción”. Desde muy pequeña supo leer y escribir, y aunque su capacidad era evidente, muchas veces no lograba encajar en el sistema escolar tradicional. Fue una maestra de plástica en los años ‘80 quien detectó su sensibilidad y le ofreció un modo alternativo de aprendizaje, con papel crepé y sensaciones táctiles: “Ella entendía, aunque en esa época no se hablaba de autismo. Fue una de esas personas iluminadas que aparecen en la vida”.
Radha también habla de su percepción sinestésica: asocia palabras con colores, emociones con texturas. “La sinestesia antes se consideraba un trastorno. Hoy las neurociencias la reconocen como una aptitud. Yo bailo colores también, bailo sensaciones”.

Yoga, creatividad y meditación: otra forma de acompañar
Mi yoga no es especial ni adaptado. La diferencia son los tiempos para las posturas, los métodos y el saber negociar hasta que la niña o el niño, el adolescente o adulto, comience a sentir que es un espacio donde lo que hace le da beneficios. Trabajo posturas para el sistema nervioso, técnicas de armonización interna, meditación y mindfulness. También uso juegos teatrales, danza, pintura. La creatividad no es solo artística, sino un recurso para nombrar lo innombrable. A veces los chicos me dicen ‘no sé’ cuando no pueden explicar lo que sienten. Entonces les digo: ‘Hoy voy a ser tu no sé’. Y lo represento con el cuerpo. Lo actúo. Y ahí empieza a tener forma. El ‘no sé’ puede quedarse un rato, sentarse con nosotros, hasta que alguien dice: ‘ya está’. Y ahí, ya está”.
Radha trabaja en equipo, con profesionales y las familias: “No puedo trabajar con una persona por separado. Necesitamos comunidad”. Cree que el colectivo del autismo ha logrado algo único: el trabajo conjunto entre profesionales de distintas disciplinas, algo que no ha visto tan integrado en otros contextos clínicos.

Lo económico también importa
Nacida en San Fernando, Pcia. de Buenos Aires, en un contexto de pobreza transitoria, Radha comenta: “Lo económico hace al contexto. No es lo mismo tener o no diagnóstico, acceso a terapia ocupacional, tener una casa, comida…”. Su acceso a la educación pública de calidad marcó la diferencia. “El diagnóstico de autismo sigue siendo caro. Hay muchas desigualdades”.

Vivir dentro y fuera del molde
Ser mujer y autista tiene altos costos: “El enmascaramiento es un recurso consciente de supervivencia. Ser alguien distinto para no quedar afuera. Eso trae consecuencias: angustia, depresión”. Visibilizar lo que nadie quiere ver también cuesta. Radha incluso ha recibido amenazas por su activismo. Participó en proyectos legislativos y sociales que luego fueron desmantelados por falta de recursos. “Muchas cosas las hago gratis porque, si no, esas familias quedan solas. Pero no es gratis llegar hasta acá. He luchado mucho. La idea es ir un poquito más profundo de lo que se ve en la superficie. Aunque pareciera que estamos retrocediendo socialmente hacia formas más antiguas y conservadoras de pensamiento, de economías… La vida es un abanico. Si no nos abrimos para todos, va a ser muy difícil convivir”.

 

Podes contactar o saber más de Radha en
Instagram: radhayogaestudio
radhacontacto@gmail.com
Más info: www.mujeresea.com
Lic. Maria Straface Instagram: @alevines_salidas

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