Qué te parece dar un gran giro a todas las cuestiones y hablar de algo que viene relegado: las ilusiones. Me refiero a los sueños que todavía no cumplimos, a los que quedaron guardados en algún cajón del alma a la espera de que los resucitemos.
Porque, quién no tiene una ilusión, grande o pequeña, que todavía no cumplió
La vida nos lleva por sus caminos, a veces intrincados, y aquello que más nos gusta, lo que tendría que ser nuestra prioridad, va quedando pendiente y se cubre de telarañas.
Por eso, hoy con toda la fuerza, te propongo que descanses unos minutos, te prepares un tecito, (¿va con s o con c?) o unos mates, que hagas memoria, hurgues y te transportes en el tiempo, y, cuando se te dibuje una sonrisa espontánea, ése será el momento en que habrás recuperado alguna vieja ilusión.
Ahora que la tenés otra vez limpita y lustrosa, recién rescatada, disfrutala. Dale vueltas y vueltas, pensá en lo que hubiera sido si la hubieras cumplido… dejate llevar y soñá; bailá con tus ilusiones.
Pero que no termine, quedate en ese estado: entre añoranzas, felicidad y deseos.
Y reconocé lo bien que te hace sentirte así. Te renueva las células y te devuelve las ganas.
Ahora te propongo que tracemos un plan. Una vez que recuperamos una o dos ilusiones, planeemos cumplirlas.
No hay imposibles. Nada es imposible. Cuando deseamos algo con la suficiente fuerza, el universo confabula para que se cumpla.
Te propongo que imagines cada paso, cada detalle que tendrías que ejecutar, para vivir pronto tu ilusión. ¿Sabés por qué?. Porque no importan los años, en la vida tenemos que hacer lo que a nuestra manera de ver, vale la pena.
Y si un país está habitado por personas que cumplen sus ilusiones, está cerca de convertirse en una país ideal, ¿no te parece?.
Por mi parte te cuento que un par de veces unas ilusiones encontraron el camino para venir a mi vida, trabajé mucho en eso.
Espero que las tuyas cobren forma pronto, porque a qué otra cosa vinimos a esta tierra si no es a cumplir nuestros sueños y aprender a ser felices.
M.S.F.