¿Cómo podríamos hacer para sentirnos siempre felices? ¿Es eso posible? Creo que para sentirnos siempre felices tendríamos que recuperar la noción de quienes realmente somos. Comprender que nuestro cuerpo es una nave radiante, mediante la cual el alma navega por el mundo y vive sus experiencias. Y que el libre albedrio es un regalo que debe ser utilizado con
responsabilidad.
Con cada palabra, cada acción, con cada gesto y cada pensamiento, contribuimos en alguna medida a que la vida en nuestro entorno empeore, o mejore. Todos tenemos el inmenso poder de cambiar la realidad para bien o no, según el empeño y la participación que pongamos de nuestra parte.
En estos tiempos cruciales para la humanidad es sano y positivo “programarse” para ser feliz, hacer todo lo posible. Para ello es imperioso quitar de nuestra atención permanente aquello que nos perjudica. Es mejor continuar el camino y manifestar esa fuerza interior que todos tenemos y no permitir que sea opacada. Seguir delante con determinación y amor, sin dejarnos intimidar. Pedir con el corazón lo que necesitamos, pero tratar de no necesitar nada.
Vivir con la convicción de que en esta vida estamos de paso, aprendiendo, como si fuera una escuela. Esa es la convicción que nos llevará a buen destino, a “pasar de grado”. Ayudemos sin preguntar y usemos las palabras para crear puentes de amor y solidaridad. Todos tenemos un inmenso poder, únicamente habrá que entender cómo usarlo. El precio que las personas tenemos que pagar por el libre albedrío que manifestamos, es aceptar que no nos componen con “varitas mágicas”. Que las soluciones no nos vienen de afuera, sino desde dentro de cada uno.
M.S.F