Cuenta la leyenda que un rey –no se sabe si indio o tailandés- creó el “masala chai”como una bebida con propósitos de limpieza de cuerpo y espíritu. En estos tiempos, el masala chai solo era una mezcla de especias servida caliente o fría, sin hojas de té.
En 1835 los británicos comenzaron a cultivar té en Assam, India. Se comenzó a vender el té al estilo inglés con leche y azúcar, pero con el tiempo los vendedores callejeros Chai Wallahs comenzaron a condimentarlo con especias como se hacía tradicionalmente por lo que las hojas de té negro, la leche y el azúcar se incorporaron a las recetas de masala chai creando el té que conocemos hoy.
Aunque cada región cuenta con una receta única, generalmente el té chai está preparado con té negro, leche, especias –cardamomo, canela, jengibre, clavo y pimienta– y azúcar.