¿Existen los trastornos alimenticios en la primera infancia?

Los trastornos de alimentación son alteraciones de la conducta en el acto de comer. Esto puede ser producido por la selección de la comida, por la cantidad de la ingesta y también por una preocupación excesiva por el cuerpo o por los alimentos. En resumen, es una alteración en el momento de comer. Ahora bien, es sabido que este tipo de padecimientos son sufridos por adolescentes, jóvenes y también por adultos. Sin embargo, los números muestran que muchas veces estas enfermedades comienzan en la primera infancia.

En los pequeños y también en los bebés los trastornos se manifiestan en la dificultad de incorporar nuevos alimentos. Esto influye mucho en la conducta social, generalmente el niño que rechaza alimentos nuevos también rechazará personas nuevas, entonces se vuelve un especialista en comer solo un par de alimentos y rechazar los demás. Este tipo de inapetencia selectiva es propio de problemas de la adaptación de los chicos y de la realidad en que vivimos, la cual es muy cambiante.

Los síntomas son claros y para los padres, por lo general, es sencillo detectarlos. Un ejemplo clásico son los niños que tardan mucho en comer o rechazan los alimentos. También existen aquellos que rechazan la ingesta de algo nuevo. Esto se llama el síndrome de especialización en la comida. Este problema afecta a pequeños en sus primeras etapas de desarrollo cuando al encontrarse con una selección caprichosa (papas fritas y ñoquis verdes sería una combinación posible) aparece el rechazo expresado con vómitos, escupen, hacen arcadas. Acá nos encontramos con una patología bien definida.

Ante estos síntomas, lo mejor es acudir a un equipo de patología alimentaria que comprenda los problemas de los niños y trabajen en conjunto con la familia. Muchas veces el tratamiento se hace desde los padres, para que ellos adopten nuevas conductas y así se logra que el infante mejore. También hay que ver qué prioridades hay, cómo incentivar al pequeño frente a un alimento y la forma de sociabilizarlo. Hay que entender que si uno no lo adapta a situaciones nuevas, el chico va a entrar en crisis muy frecuentemente.

Es importante también descartar posibles fallas orgánicas cuando los niños vomitan repetitivamente. Si el infante está sano, lo que queda es una cuestión emocional. Existen casos de mamás que han tenido anorexia y a pesar de que están curadas, al darles de comer a su bebé quizás ponen una expresión conflictiva y el chico la lee rechazando la comida. A veces en estos casos fácilmente si otra persona (la abuela, la señora que los cuida), le da de comer, el problema desaparece. En cambio, si el chico llora y no quiere comer, entonces le esta pasado algo emocionalmente y lo que se debe hacer es un buen diagnóstico y trabajar con la familia para superar esta situación. 

Existen casos límites en los que la negativa a comer es rotunda y el niño llega a estar en peligro biológico, ahí el trabajo debe ser exhaustivo y en conjunto especialistas y padres.

Por supuesto, es importante vigilar la alimentación pues un niño desnutrido corre peligro de infecciones pues no tiene las proteínas suficientes para realizar anticuerpos. Por eso es importante ofrecerles siempre comida variada, ayudarlos a aceptar nuevos alimentos e insistir disfrazando aquello que ya probó. No debe haber tensión, reproches o castigos a la hora de comer.

Por la Dra. Mabel Bello

Directora de la Asociación de Lucha Contra la Bulimia y la Anorexia

www.aluba.org.ar

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