Leer entre líneas significa rescatar la esencia de un mensaje, para descifrarlo y entenderlo. Así hay que leer los grandes libros de todas las religiones; para que no nos quedemos con la letra superflua que encubre el verdadero significado de lo escrito. De la misma manera tendríamos que descifrar el mensaje subyacente en los hechos sociales y políticos que vivimos en los últimos años. Las muertes de la guerra, la contaminación que generamos, poca mella le hacen tanto al planeta como al resto del universo. Desde una visión universalista somos tan solo como unas molestas hormigas, que por alguna razón enloquecieron.
El planeta -con unos pocos sacudones- nos quita de encima y se repone nuevamente de los daños que le ocasionamos. La cuestión a dilucidar es: ¿cuál es el mensaje que en conjunto como especie estamos recibiendo, como producto de nuestras acciones?
Para comprenderlo tendremos que ejercitar esa capacidad de leer entre líneas y descubrir el mensaje que permanece oculto debajo de tanta destrucción.
Intentemos un ensayo: Con pasmosa claridad a la humanidad se nos muestra -como si se tratara de un cuento de las Mil y Una Noches- un futuro posible conforme al camino que elegimos. Claramente el mensaje de que cosecharemos lo sembrado se hace evidente más que nunca en los últimos años. Pensemos: cuando en el cuerpo se introduce una sustancia extraña, si el organismo funciona bien, toma todas las medidas necesarias para expulsarla. Pareciera como si “sustancias extrañas” se hubieran introducido en el cuerpo global de la humanidad y la estuvieran atacando desde adentro.
Lo que estamos recogiendo es claramente lo sembrado, hambre, miseria y violencia, no están instalados por casualidad. Pero, evidentemente, en todo el mundo existen personas que funcionan como los “anticuerpos” y trabajan para erradicar esa gran “infección» que padecemos.
Resulta más que interesante leer el mensaje impreso en todo este drama planetario del que somos actores; sería más o menos así: “Si actúan egoístamente, priorizando los intereses personales en detrimento del bien común, se destruyen como raza humana”. Algunas personas ya lo entendieron, otras todavía no.
Los primeros son los que comprenden que hay que mantenerse en el centro. ¿Qué significa esto? Que aunque por fuera todo pareciera indicar que vamos camino a la destrucción, si cada día más personas se aquietan y se esfuerzan por alejarse de la confusión y se descubren como una unidad maravillosa, resultado del amor; las luchas producto del egoísmo terminarán.
El mensaje oculto en todo lo vivido en los últimos tiempos es que el cambio es posible si nos lo proponemos. Si cada uno por su lado aporta un ingrediente al bien común, iremos mejorando y –muy pronto- la situación cambiará.
Para apurar ese momento tendremos que intentar mantenernos en equilibrio, retomándolo una y otra vez cuando lo perdemos; hasta que sea nuestro estado constante. Permanecer en quietud, para discernir desde adentro cómo nos conviene realizar cualquier movimiento. Conservar la pureza de las intenciones, porque de esa manera jamás seremos engañados. Manifestar armonía, para que a nuestro alrededor todo se contagie y se vuelva armónico.
Y, lo más importante, permanecer en el centro. En nuestro centro, para beber directamente de la fuente de sabiduría que guarda nuestro interior. Así seremos las pequeñas células que infundirán las ideas nuevas, para que una manera de ser humana y responsable, prevalezca.
Marta Susana Fleischer