Antiguamente el enebro (Junípero) se quemaba para los dioses en Sumeria y Babilonia. En Egipto era ampliamente utilizado en las fórmulas para el incienso. Estaba consagrado a Inanna y a su pareja Ishtar. Muchos siglos después, en Europa, las ramas de enebro se prendían y se llevaban por los campos y granjas a fin de que desprendieran sus energías protectoras para la conservación del ganado y de las cosechas. En el Tibet es uno de los ingredientes comunes en el incienso de los rituales.
Fue muy utilizado por varios grupos de indios americanos. Las bayas de Junípero eran un alimento básico para ellos: las molían para convertirlas en tartas, comían la corteza interna del árbol en tiempos de carestía y hambre y hacían tisanas con sus hojas y tallos.
En Laponia hacen con sus bayas una tisana, en Escandinavia una cerveza y solían tostarlas y molerlas para utilizarlas como sustituto del café.
La ginebra es la bebida más famosa de las aromatizadas con bayas de Junípero. Fue inventada en Holanda, hace 400 años, por un farmacéutico que hizo experimentos con vino en primer lugar, luego con alcohol, llamando al producto genièvre, gin en inglés.
El botánico renacentista alemán Fuchs consideraba que era un remedio universal, recomendándolo contra cualquier enfermedad. Su teoría fue secundada después por los escritores franceses René Bretonnayau y Guillaume Burnel. El doctor Lemery, en su diccionario médico, nos da una receta interesante para elaborar un preventivo contra la peste: aconsejó a los confiseurs franceses que hicieran draguées de Junípero, que eran una peladillas a base de bayas de enebro machacadas, en lugar de almendras envueltas en azúcar. Estas peladillas había que tomarlas varias veces al día para evitar el contagio de la peste.
Pio Font Quer comenta en su libro “Flora Española”: “Hay pocas plantas en Europa que sean de más uso que el enebro”.
Diurético, antirreumático, antiséptico, depurativo, emenagogo, (regulariza y facilita la menstruación), estomático (activa la digestión), carminativo, (previene la formación de gases), rubefaciente (estimula el riego sanguíneo aplicado sobre la piel), sudorífico y tónico estomacal. Externamente es antiparasitario.
Fue Sebastian Kneipp (1881-1958) quien recomendó el enebro para el tratamiento del reuma y la gota, y desde entonces se utiliza la cura de bayas de enebro en la medicina popular.
Está indicado cuando conviene activar la secreción de orina. Contra el reumatismo, exceso de ácido úrico, cálculos de los riñones, hidropesía (retención de líquidos en los tejidos).
Remedios caseros
Reuma y articulaciones dolorosas:
2 cucharadas de aceite de soja
2 gotas de aceite de germen de trigo
10 gotas de aceite esencial puro de enebro
Se mezcla todo bien y se da un masaje en la articulación dolorida, la nuca, el plexo solar y la columna, dos veces al día hasta notar mejoría.
Cuando se hagan las fricciones, no se deben interrumpir hasta que el aceite haya sido reabsorbido totalmente.
Retención de líquidos:
Para aliviar la retención de líquido que puede sobrevenir antes de la menstruación, se ponen 5 gotas de aceite de enebro en el baño caliente. A continuación se da un masaje con la mezcla anterior pero con doble cantidad de aceite de soja, empezando por los pies y siguiendo hasta las piernas, el vientre y las caderas. Contra la cistitis: un baño caliente con unas gotas de Junípero.
Contra el acné:
5 ml de aceite de soja
5 ml de aceite de uva
5 gotas de aceite puro de enebro
1 gota de aceite de germen de trigo
Se aplica sobre el área afectada y en los casos de acné grave, va-rias veces al día. Para curar granos con pus de gran tamaño, como consecuencia del acné, se impregna en aceite de enebro un hisopo de algodón y se aplica mañana y noche. Esto actúa como un antiséptico fuerte y alivia la inflamación.
También para el acné, con las ramitas de la planta en remojo se hacen compresas.
Para tratar el eczema húmedo:
10 ml de aceite de almendras
5 gotas de aceite de germen de trigo
6 gotas de aceite de enebro
Mezclarlo bien y aplicarlo inmediatamente, repitiendo el tratamiento cada 4 horas, hasta notar una mejora. Luego se cubre el área afectada con una gasa, de modo que la piel pueda respirar.
En cosmética se puede hacer un sauna facial indicado para quienes tengan el cutis graso, poniendo unas gotas de aceite de enebro en un bol de agua caliente.
En fricciones cutáneas se utiliza en la alopecia. Y contra la caspa, compresas de ramas de la planta en remojo.
Las ramas del enebro se usan como fumigante. En tiempos de plagas y peste se quemaban en gran cantidad en lugares públicos. Esta práctica se llevó aún a cabo en los hospitales franceses durante la epidemia de viruela en 1870.
Alcohol de enebro
Con las bayas se prepara el alcohol de enebro.
100 gr de bayas machacadas
500 ml de alcohol
Se deja macerar durante 14 días removiendo de vez en cuando. Se filtra y se guarda en una botella. Se utiliza para hacer fricciones contra el reumatismo y los dolores articulares o lumbagos.
La ginebra
La ginebra, tan empleada en los países del norte, es el alcohol generalmente de cereales, destilado con nebrinas, las cuales comunican su aroma al aguardiente.
En rituales
El aceite esencial de enebro suele utilizarse en la aromaterapia mágica para desintoxicar el cuerpo, como antiparasitario y antiséptico. Es muy parecido al uso “mágico” de purificación de las casas y de los campos. Se trata de rituales que tienen la función de repeler la negatividad en todas sus formas, expulsando dichas energías de una persona o de un lugar. Aspirar el aceite esencial de enebro, ayuda a visualizar como la energía de éste preserva de la negatividad y del peligro. Es muy adecuado si se desea una purificación interna. El enebro puede intervenir también en los rituales de conservación de la salud.
En aromaterapia
Acné, eczema, piel grasa, celulitis, caída del cabello, hemorroides, reumatismo, resfriados y gripes, ausencia del periodo fuera del embarazo, cistitis, ansiedad, tensión nerviosa y trastornos ocasionados por el estrés.
Combinaciones adecuadas:
Esencias de cítricos, especialmente bergamota; ciprés, geranio, lavanda, pino, romero, sándalo.
Las bayas del junipero eran conocidas por los antiguos. Han sido halladas en los lugares de habitación prehistóricos de los lagos suizos, y son mencionadas en los papiros egipcios. En la antigua Grecia, eran quemadas para combatir las epidemias. Del mismo modo, en 1870, durante la grave epidemia de viruela, se quemaban en los hospitales franceses, con el fin de combatirla. Los romanos las utilizaban también por sus excelentes propiedades antisépticas; y en la cocina solían sazonar con bayas de Junipero en lugar de la pimienta, que era más escasa y cara. Plinio y Galeno hablan de sus propiedades constantemente, en especial para los problemas del hígado, y lo recomendaban en lugar de la pimienta.
Centro Natural Nabusimake