La alimentación saludable y la actividad física dentro de la casa o en lugares de cuidados a personas mayores ayudan a contrarrestar consecuencias no deseadas sobre la salud, relacionadas con las medidas de distanciamiento que se pidieron en la pandemia.
Las personas mayores tienen que moverse dentro del lugar en que viven y evitar permanecer en una silla, sillón o en la cama más de dos horas seguidas.
El distanciamiento social es la herramienta más efectiva para controlar el contagio masivo en personas adultas, pero a veces se puede convertir en un aislamiento completo y difícil de manejar para estas personas.
Aumentan las distintas comorbilidades, obesidad, diabetes, hipertensión arterial, o padecen de disfagia –dificultad que puede conducir a tener molestias e incluso dolor al tragar, lo que puede llevar a una desnutrición-; la reducción de la movilidad los hace sentir desamparados y vulnerables al cambio de hábitos, que se nota sobre todo en la falta de apetito y de ejercicio físico.
Queremos hacer algunas sugerencias para ayudarlos a ellos y también a las personas que los asisten, familiares y acompañantes, que muchas veces se sienten excedidas en su quehacer.
Lo mejor es proponerle lo que les agrada, en alimentos, paseos, programas de TV, música… por qué no buscar un tiempo para leer algún libro que tienen guardado en un estante desde hace tiempo? O mirar fotos de hijos y nietos?… o de otros familiares y escuchar sus recuerdos…
En cuanto a la alimentación hay varias recomendaciones: tratar de tomar un vaso de agua antes del desayuno y/o comer frutas a la mañana o media mañana, bien peladas y sin semillas, que ayudan a mejorar la motilidad intestinal, que en muchas personas mayores suele estar alterada.
Las frutas pueden prepararse de distintas formas e ir variándolas: ralladas o preparadas en compota, si le resulta difícil la masticación, y comerlas con el desayuno.
La comida más importante suele ser el almuerzo, elegir verduras de todo tipo: de hoja verde como espinaca y acelga, lavarlas con unas gotas de vinagre blanco y cocidas al vapor; zapallo, zapallitos y papas; zanahorias –lavarlas con un cepillo debajo del agua corriente de la cocina- y rallarlas para que mantengan todas sus propiedades y den color a la comida: condimentar con aceite y jugo de limón mejora la digestión y el sabor, estimulando el apetito….
Completar el almuerzo con distintos cereales, que dan energía: no es necesario que sean integrales, porque se acompañan con verduras, que aportan las fibras necesarias para regular la motilidad del intestino, y ayudan a eliminar las hormonas femeninas, como los estrógenos y los andrógenos en hombres, evitándoles la posibilidad de enfermar de cáncer de ovario y/o útero, o de próstata respectivamente.
También ayudan a eliminar el exceso de colesterol que, al reabsorberse, suelen depositarse en las arterias formando las peligrosas placas de ateroma.
Todos los cereales contienen hidratos de carbono que aumentan la energía de los músculos y mejoran la función hepática: tenemos varios para elegir, sin ser los más conocidos: quinoa, que aporta proteínas que ayudan a mantener la masa muscular, que suele disminuir por la inmovilidad; otro cereal fácil de usar y muy rico en nutrientes esenciales como proteínas, vitaminas y minerales, es la avena, muy fácil de utilizar: se incorpora a sopas y tortillas; se usa para rebozar las milanesas de carne o pescado, en ricas croquetas de verdura; incluso puede hacerse leche de avena para preparar flanes.
Podemos variar las cocciones sin mucho trabajo, ya que las verduras las toleran bien: cambiar el tradicional hervido que elimina las vitaminas y minerales, por la cocción al vapor: colocar 1-2 cm de agua en una cacerola a fuego muy bajo unos pocos minutos, hasta que estén blandas y luego aderezar con orégano agregando ajo o cebolla desecados –polvo- o cáscara de limón rallada que reemplazan a la sal y les da un rico sabor a las comidas.
Incorporar: 1) huevos, por lo menos uno al día, por su riqueza nutricional y la posibilidad de agregarlo a distintas preparaciones, dulces o saladas; 2) frutos secos, nueces y almendras, tal vez difíciles de masticar, pero pueden molerse hasta obtener un polvo que se coloca sobre los alimentos aportando nutrientes y un sabor distinto a un revuelto o tortilla, etc.
En las personas mayores hay que controlar la cantidad de líquidos que ingieren: ¡¡No olvidar el agua!!
Y también ricos jugos y licuados de frutas, siempre peladas, y combinarlas con vegetales si prefieren, preparar infusiones con hierbas ansiolíticas: melisa, manzanilla, pasionaria; o digestivas: menta, romero, semillas de anís o hinojo, cedrón o té verde en hojas: ¡No usar jengibre en personas mayores porque puede aumentar la presión arterial!
Es mejor evitar gaseosas y bebidas envasadas con químicos, edulcorantes y/o azúcares blancos que no tienen ninguno de los nutrientes que necesitamos y por el contrario, pueden producir acidez o sensación de quemazón en esófago y estómago… o enfermedades como la obesidad y la diabetes, que alteran el Sistema Inmunológico o Sistema de defensa del organismo tan necesario en estos momentos de pandemia.
Por Dra. Elba Albertinazzi
Asoc. Arg. de Médicos Naturistas
www.aamenat.org.ar