En estos tiempos no es fácil conservar la armonía, ni mantenerse centrado. Estamos siendo bombardeados
constantemente por noticias que nos desalientan, o somos víctimas en carne propia de una ola que invade al mundo con el único fin -pareciera- de destruir los valores de ética, de moral, de decencia.
Y decimos pareciera, porque si nos colocamos imaginariamente en una posición elevada, observando todo lo que pasa en el planeta sin el condimento de la emoción, comprenderíamos que hasta los intereses en juego responden a una razón superior.
Son tiempos de cambio, de transformación que encamina a la mentada perfección. Y todo se nos muestra para que optemos o elijamos. Según sea el resultado de nuestras opciones, de manera individual o general como raza humana, mejoraremos de una vez por todas. Son muchos los que todavía no entienden que dañando a otros, el daño lo practican a sí mismos. En la acción está el resultado.
Por eso creemos que no es prudente fijar la atención en tanto hecho doloroso que padecemos a diario. Es más importante continuar llevando adelante la vida sembrando. ¿Qué podríamos sembrar?. Buenas actitudes, nobleza, buenos ejemplos, solidaridad, rectitud de pensamiento, amistad y el dichoso perfeccionamiento que será en definitiva el que logre que nuestra
sociedad (la sociedad mundial) cambie. Que cambie para bien. Para el bien de absolutamente todos los seres humanos.
M.S.F