Bajas en el sistema inmunitario en sedentarismo y en deportistas de alto rendimiento

Es bien sabido que las personas mal nutridas son más susceptibles a las infecciones que aquellas que están bien alimentadas. Un estado nutricional inadecuado no solo predispone más a las mismas sino que puede aumentar la virulencia de los agentes patógenos infecciosos. Por otra parte es importante hacer notar la relación entre actividad física y el funcionamiento de dicho sistema. El ejercicio de baja a moderada intensidad aumenta la respuesta de los linfocitos y su cantidad circulante, entre otros efectos, por lo cual la función inmunitaria es aumentada por este tipo de ejercicio. Sin embargo, el ejercicio prolongado de muy alta intensidad puede disminuir la respuesta de los linfocitos y la formación de anticuerpos. A baja o moderada intensidad de ejercicio el riesgo de infección disminuye con respecto a la persona sedentaria, pero existe una intensidad umbral en la que el riesgo comienza a aumentar hasta un punto donde incluso es mayor que en la persona sedentaria, esto es común verlo en atletas sobreentrenados o exigidos a grandes esfuerzos físicos. 

A continuación veremos como muchos suplementos pueden actuar favorablemente sobre el sistema inmunitario tanto en personas sedentarias como en deportistas.

Malnutrición proteico-energética: Si no hay una ingesta adecuada de energía y de proteínas muchos aspectos de la función inmunitaria pueden verse alterados de manera deletérea. Se ve a menudo que muchos deportista de resistencia no atienden de forma debida a su demanda de proteínas así como muchos deportistas que compiten en categorías por peso, como los deportes de combate, o en deportes con algún componente estético, no cubren adecuadamente sus necesidades energéticas. La depleción de glucógeno, ya sea por cuidar el peso corporal o porque el atleta no logra cubrir la ingesta de carbohidratos para hacer frente a largos e intensos entrenamientos puede llevar a alterar el sistema inmunitario. La ingesta de carbohidratos durante la práctica de ejercicio físico atenúa estos efectos.  

Vitamina A: La deficiencia de vitamina A compromete la integridad de la mucosa epitelial. Su aporte adecuado es de gran importancia en el desarrollo de muchas células del sistema inmunitario como neutrófilos, monocitos y linfocitos.  

Zinc: Es uno de los más importantes nutrientes para lograr una función inmune adecuada. Incluso deficiencias subclínicas de cinc pueden tener profundos efectos en este sentido. La producción de linfocitos T y B disminuye durante la deficiencia de cinc. Las células del sistema inmune requieren gran cantidad de enzimas que precisan cinc para funcionar.  

Selenio: La deficiencia de selenio resulta en una marcada supresión de la activación de linfocitos ante una infección y un aumento en la producción de radicales libres. El selenio es un componente de la enzima glutatión peroxidasa, una enzima con importante función antioxidante.  

Vitamina E: Su deficiencia desmejora la inmunidad mediada por linfocitos B y T. tiene una función antioxidante que previene el daño a las membranas celulares. La suplementación con vitamina E mejora la producción de anticuerpos específicos en respuesta a la vacunación. También se ha visto menor incidencia de infecciones.  Se recomiendan ingestas bastante superiores a la ingesta diaria recomendada. 

Vitamina C: La vitamina C complementa y produce sinergia sobre los efectos de otros antioxidantes, entre ellos la vitamina E, la cual regenera a su forma previa a la oxidación para que pueda seguir actuando. En la deficiencia de esta vitamina se observa una respuesta a la infección disminuida. La suplementación con vitamina C puede reducir la severidad de los síntomas del resfrío. Los corredores de ultra maratón que ingerían 600 mg/día eran menos propensos a sufrir infecciones del tracto respiratorio superior inmediatamente después de una carrera comparados con aquellos que habían ingerido un placebo (sustancia sin acción farmacológica). En estudios clínicos se comprobó que pacientes mayores hospitalizados con infecciones respiratorias agudas y que recibían 200 mg/día de vitamina C tenían síntomas más leves que aquellos que recibían placebo. 

Glutamina: Este aminoácido actúa como la principal fuente energética para los tejidos de proliferación rápida entre los que se encuentra las células con función defensiva. El músculo esquelético sintetiza y almacena glutamina. La glutamina plasmática disminuye con el ejercicio de resistencia y el sobre entrenamiento, esto puede llevar a que los requerimientos de glutamina por parte del sistema inmunitario no se cubran y la función de defensa del organismo se ve afectada. La concentración plasmática de glutamina puede elevarse suplementando obviamente con glutamina pero también con aminoácidos de cadena ramificada (BCAA).

Si bien son muchos más los nutrientes que pueden influir en la función defensiva del organismo esto fue una breve reseña sobre los nutrientes de mayor relevancia en este aspecto< 

www.canada.ca/en/health-canada/services/canada-food-guide/tips-healthy-eating/meal-planning-cooking-healthy-choices/recipes.html 

Dr. Fabián H. Lavalle
Farmacéutico M.N.11060 / Bioquímico M.N.7208
Especialista en nutrición y sup. deportiva
Director de Saturn Supplements Argentina

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