Resentimiento: una emoción difícil de aceptar

Por lo general, la gente no suele decir: Estoy resentido por tal o cual situación o con tal persona. Si suelen decir que sienten enojo o bronca y que les cuesta perdonar y olvidar lo ocurrido, pero no dicen estar resentidos.

Como lo indica la misma palabra Re-Sentir, es sentir una y otra vez el mismo dolor al recordar la ofensa o agravio que nos provocó alguien o cierta situación.

Sin embargo, es común dibujar y ocultar esta emoción porque se sabe que no es bien visto tener estos sentimientos, aunque muchas veces sea inevitable experimentarlos. ¿Por qué? Porque con frecuencia negamos nuestras emociones negativas, aunque estén sofocándonos por dentro.

Aceptar y reconocer, que aquello que sucedió hace ya tanto tiempo, que nos humilló, que nos causó tanto dolor continúa dándonos vueltas en la cabeza y en el corazón, luego de tantos años y admitir que nos sigue afectando tiene su costo. Confesar esto significaría admitir que no pudimos superar una situación y por lo tanto que somos vulnerables. Y ¿Quién desea mostrar sus debilidades?

Entonces, no se acepta este sentimiento y como no se lo saca a la luz, permanece estancado, como cristalizado en los cajones del inconsciente.

Pero, el inconsciente es sabio, y en sus ansias por hacerse escuchar manifestara ese resentimiento de alguna manera.

Cuando no se expresa el enojo que se experimentó, y se acallan las broncas, el resentimiento viene para hacernos revivir una y otra vez esa antigua situación parloteándonos en la cabeza sin descanso. Eso realmente quita mucha de la energía que podríamos disponer para disfrutar la vida en la actualidad.

El resentimiento nos lleva en un viaje hacia el pasado, y hasta que no se lo pueda desempolvar y resignificar no será posible recuperar esas energías por lo que continuaremos padeciéndolo.

¿Quién quiere cargar toda su vida con esos sentimientos en su interior?

No hay nada más liberador que descargar estas emociones que se guardan como secretos ocultos. Y liberarse de esas cadenas que tanto atan.

Seguramente, la persona que te ha herido nada sabe de ello o ya lo olvidó, tal vez lo que consideras una ofensa para el otro no signifique nada. Y a vos, la situación que te ha lastimado hace muchísimo tiempo continúa afectándote.

Cuidado, porque a veces, el resentimiento puede derivar en depresión.

Lamentablemente, son esta clase de emociones las que envenenan el alma.

Lic. Laura Fichendler

laurafichendler14@gmail.com

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