Buenas prácticas bajo lupa
A quienes nos interesa el cuidado de la naturaleza, vemos con ojos románticos el contacto con los quinteros y el consumo de cercanía a la hora de la compra de frutas y verduras. Pero últimamente, se han observado múltiples contaminaciones registradas por ciudadanos que se enfermaron por consumir ensaladas infectadas con parásitos debido a un mal manejo de abonos. ¿Quién controla esto? Quizás no está tan bien que las verduras no pasen por un mercado que garantice control. Abordamos este tema en nuestra 5ta parte de la charla con el ingeniero agrónomo Facundo Soria.
Facundo: Aclaremos que estamos tocando un tema sensible. No es que el Estado no sepa de esta situación, pero es complejo abordar soluciones. Desde el punto de vista ambiental e incluso económico, es mejor consumir productos de cercanía, lo que se llama «alimentos kilómetro 0». Es decir, los consumidores que se perciben como más responsables, conscientes e informados no sólo eligen productos orgánicos o con atributos ambientales o sociales, sino que también buscan que estos sean cada vez más cercanos. En Argentina, hemos perdido mucha cercanía; los «cinturones verdes» están desapareciendo. Antes, todos los pueblos tenían cinturones verdes que los abastecían de alimentos frescos y más económicos, ya que se transportaban menos kilómetros. Esto ha desaparecido debido a un ordenamiento territorial y una cuestión de la sociedad en la que vivimos, donde ha sido más rentable vender tierras para urbanizaciones que seguir produciendo. Además, también hay problemas de robo y otros factores que han alejado estos cinturones verdes y reducido el concepto de kilómetro 0.
Cecilia: Pero los que continúan…
Facundo: Los que continúan pertenecen a un sector más informal y al que nunca se le ha dado demasiada importancia.
Ese sector es el sector hortícola, quinteros, que está en manos de trabajadores bolivianos, en su mayoría, ellos son los que trabajan básicamente en un entorno muy intensivo pero también muy informal. Por lo tanto, los alimentos que producen son los menos controlados. Estos alimentos, al consumirse frescos, pueden tener riesgos microbiológicos porque se fertilizan con estiércol, que en el caso extremo puede ser estiércol humano (aunque esto no ocurre con frecuencia), pero también puede ser estiércol animal que no está bien compostado y puede tener riesgos microbiológicos como Salmonella o Escherichia coli. Si el alimento se cosecha y luego no se lava adecuadamente, el riesgo es mayor. Por eso es importante lavar bien las verduras.
Además del riesgo microbiológico, también hay un riesgo químico significativo. En lugar de utilizar prácticas orgánicas o ecológicas, se han reemplazado por insumos de síntesis química, y a menudo se aplican agroquímicos tóxicos, algunos de los cuales están prohibidos.
C: ¿Hablamos también de los pequeños cultivos en quintas?
Facundo: Sí, exactamente. A veces, se utilizan agroquímicos que están prohibidos en Argentina y en el mundo, pero siguen entrando de forma clandestina o son remanentes de stock que se siguen comercializando. Esto es muy tóxico. Cuando se analizan muestras en los mercados centrales, que tampoco se hace con frecuencia, los niveles de residuos son muy superiores a los límites permitidos y son claramente tóxicos.
C: Entonces, si saco la manzana o el tomate y los lavo, ¿todos esos residuos van al agua?
Facundo: Van al agua o no los sacas, y si están adentro, te los comes.
Y están adentro porque son sistémicos, no solo de contacto.
Cecilia: ¿Estamos envenenados?
Facundo: Estoy seguro de que si nos hiciéramos análisis de sangre, encontraríamos niveles de agroquímicos superiores a los recomendados. Aunque no deberíamos tener esos niveles, estoy seguro de que los tenemos, ya que están presentes en todos los cultivos, pero en los hortícolas, que están menos controlados y donde los productores están menos formados, es donde más se encuentran.
C: Aquí es donde aparece el gran diferencial que es consumir orgánico certificado…
Facundo: Claro, es que el sello de calidad diferenciada, como lo son Orgánico, Bio-dinámico y también Kosher, Halal – vegano incluso- tienen como requisito las Buenas Prácticas Agrícolas. El corazón de las buenas prácticas agrícolas es la inocuidad del alimento y la seguridad del trabajador. Esto brutalmente significa: que no se muera el consumidor cuando los consume por un riesgo químico o microbiológico, y que el trabajador rural no se muera por qué está manipulando productos altamente tóxicos.
Hoy producir frutas y verduras sin buenas prácticas agrícolas está prohibido, es un delito.
Por Cecilia Andrada