Muchas veces la causa causa verdadera y profunda de los desequilibrios físicos y mentales parte de un olvido. Cuando las ilusiones de la vida diaria nos hacen olvidar que existe un solo Poder. Y no dos.
De la idea de separación a la de Unidad es el camino que tendremos que recorrer. En eso consiste la evolución.
Un solo Poder y no dos. El poder de Dios.
Tendremos que recordar quiénes somos. Y manifestarlo. Chispas que partieron de un gran Fuego central.
El Creador o la Energía omnipresente en el Universo, el Todopoderoso que manifiesta un mundo y a la vez forma parte de él.
No hay separación, no hay dos poderes. Sólo la unidad. Quitemosle el poder a la ilusión. Hay que desterrar todo pensamiento de enfermedad o carencia. Somos Dios viviendo nuestra vida. No dediquemos un solo pensamiento a la idea de división. Rechacémoslo con firmeza.
Existe solamente el poder de Dios.
Dios y yo somos mayoría.
Me aferro al único Poder.
Si existe un lugar donde vive y se manifiesta ese poder, ese lugar se ubica en nuestro pecho, a la altura del corazón.
Y en el mismo lugar del pecho de las demás personas. Escuchémoslo, puede hablarnos y dar alivio a lo que nos aqueja. Adentro sabemos que es el único Poder.
La Energía de Vida que todo lo penetra. No es difícil reconocerlo, basta con que nos aquietemos unos minutos y prestemos atención. De a poco, tal vez sean necesarios unos días de práctica. ¿Cuánto tiempo llevamos de olvido?
Lo sabemos: Un solo Poder.
Para vencer cualquier dificultad.
M.S.F