Según Ekkirala Krishnamacharya, Maestro de Sabiduría hindú, en las Antiguas Escrituras de la India, los 9
números son llamados los Nueve Señores de la Creación o Prayápatis y en el Antiguo Testamento se les llama “Los
Patriarcas”.
Nos daremos cuenta, pues, de que Abraham, Jacob, etc., son los mismos que hicieron que surgiera la Creación en la Tierra y que Jacob dejó su Escalera hasta hoy en la Tierra para aquellos que tienen oídos y ojos, para ver. Los Ángeles descienden a la Tierra por el Centro Coronario y pasan a través de la columna vertebral para formar todas las partes del cuerpo en el embrión. Los seres humanos, a su vez, suben por la columna vertebral cuando practican alguna disciplina espiritual, para poder unirse a las Inteligencias Planetarias y Cósmicas y trabajar como ayudantes de la Creación. Los Ángeles descienden y los seres humanos ascienden por esta Escalera, y la Escalera de Jacob sigue estando siempre presente para quienes ascienden y descienden.
Mas para aquellos que no hacen otra cosa que comer, beber y estar dormidos espiritualmente, y por ende acaban por morir; la columna vertebral no es sino un útil bastón de calcio.
…Esta es una pregunta que no se puede esquivar. Si aceptamos que el embrión humano contiene 32 dientes ¿no hemos
de aceptar que hay una Consciencia que organiza los números y que existe mucho antes de que fuera creado el cerebro humano?.
Si aceptamos que el número de huesos en el esqueleto humano es siempre constante… Si aceptamos que el átomo tiene su propio número atómico independientemente de que nosotros conozcamos o no los átomos, ¿no hemos, acaso, de aceptar que los números existen en el Espacio y generan la Creación según su propia fórmula? Esto es lo que Pitágoras quería decir.
Pero, a menos que aceptemos que hay consciencia en cada átomo, no podremos explicar por qué un cristal es capaz
de conservar su propia forma, ni podemos explicar el fenómeno del magnetis- mo, ni del comportamiento de los polos de la Tierra, ni la electricidad, ni la corriente alterna, ni el electrón, ni el protón, etc.
A menos que aceptemos que existe una Mente en el Espacio y en cada una de las unidades que componen el átomo, y
que hay una inteligencia en cada una de esas unidades que elabora el plan de ese átomo, la ciencia moderna no está preparada para explicar cómo se prduce el fenómeno electromagnético, ni como se produce la memoria en el cerebro, ni tampoco cómo se puede transmitir la información de una persona a otra.
