Como si la Caja de Pandora se hubiera abierto a la vista de todos y transmitido en vivo y en directo a escala global y planetaria, la pandemia se instaló. Esta aquí entre nosotros, más allá de las teorías conspiranoicas de “si es un virus de diseño para levantar una falsa bandera, ocultando así una debacle económica global imparable”, o si como dicen los medios de comunicación global, que “el virus muto y se hizo exponencialmente más contagioso que la gripe común”.
Lo cierto es que esto trajo como consecuencia un párate global que nos presenta la más grande caída de la economía jamás vista, replanteándonos todo el sistema de producción de valores y de riquezas. La pandemia está aquí, entre nosotros y la experimentamos desde un nuevo paradigma. Se pone blanco sobre negro en todas las áreas de la vida, en lo psicológico, en lo social, en lo cultural, en lo institucional, en lo político, en lo estructural y en lo comunicacional. Todo lo que no es imprescindible para sobrevivir a la crisis se pone en evidencia y es condenado por la opinión pública planetaria.
Hoy experimentamos en conciencia colectiva una experiencia de hiperconectividad a escala global como nunca antes ocurrió en nuestro paradigma. La “instantaneabilidad” de esta realidad dinámica y vertiginosa a escala global, nunca antes se había orquestado, ni bajo la mano sombría del poder que nos llevó a dos Guerras Mundiales, ni bajo los acontecimientos catastróficos globales que se tengan recuerdos desde el diluvio Bíblico. Vivimos una pandemia en vivo y en directo a escala global y sus consecuencias nos traen crujir de dientes y desesperación.
Un Pandemónium (para el Diccionario Español: “Capital imaginaria del reino infernal”, también se puede interpretar como “Ruido, Caos y Confusión”) en todas las áreas de la existencia, como se ve en internet y en los medios masivos de explotación de conciencias. Muchas cosas salen a la luz, en las ideologías, en la economía en la infraestructura, en la ecología y en la industria que quedan en evidencia ante la magnitud del caos. El Virus no discrimina entre clases sociales o ideologías, entre riqueza y pobreza y todo queda expuesto y lo que antes era una avivada, ahora es criminal, lo que antes era asistencialismo del estado hoy es política de estado y porque se tiene la amarga obligación de elegir entre lo que es importante y lo que es prescindible, comenzamos a repensarnos como especie.
La solución y la herramienta pareciera ser la conciencia ecológica en todas las áreas. Una ecología del pensamiento, una ecología de las ideas, una ecología de la información, una ecología en la economía, en la producción y en el consumo. En el sistema de organización humana la ecología debería ser la premisa básica y raíz, para no vivir hacinados en medio de la basura de nuestros propios desperdicios. Para no producir y consumir más que lo estrictamente necesario para una vida digna, para tener una economía basada en los derechos económicos básicos para la vida y el desarrollo y no para ascender en la escala social.
El nuevo paradigma nos deja percibir la oportunidad en el caos y nos presenta este nuevo tipo de crisis global como una herramienta de cambio para una organización comunitaria y social, más saludable, preventiva y responsable. Está en nosotros volver a mirar para adentro, por ver cómo andamos por casa, antes de volver para ser mejores, como especie.
Ignacio Conde
iconde@fyn5.com