Un cosmético puede considerarse “Natural” cuando está compuesto por un 95% de materias primas naturales de origen vegetal. No existiría una cosmética 100% natural en general. Algunos productos cosméticos lo son, otros todavía tienen algún conservante -aunque sea suave- para garantizar su durabilidad, algún emulsionante, o alguna materia prima que por la complejidad de su formulación todavía no se encontrado un reemplazo natural.
Para garantizar y validar estos porcentajes surgieron las certificadoras que avalan que ese porcentaje permitido de agregados no vegetales, puedan ser usados en la cosmética natural. Estos pueden ser de origen mineral, o gaseoso, pero no debe ser toxico ni generar irritación y llevar la aprobación de las certificadoras internacionales.
Muchas marcas presentan productos como naturales y luego al leer en la etiqueta sus ingredientes vemos que no es así. Algunos ingredientes muy frecuentes en cosméticos (agua, sales, minerales) no pueden ser certificados como ecológicos, ya que no se los considera si no se obtienen de la agricultura. Otro ejemplo es que, en algunos champús y cremas, el agua es el compuesto mayoritario, se la considera natural pero no ecológica, ni orgánica, por lo que el producto contiene entre un 10% y un 40% de ingredientes ecológicos, pero es válido para 95% de ingredientes naturales.
Los productos con Aceites Esenciales, Mantecas, ceras o Aceites puros vegetales, que no contienen agua y no necesitan conservantes, pueden ser considerados 100% con ingredientes ecológicos.
En Cosmética Natural es muy importante diferenciar entre Aceite vegetal proveniente de la agricultura y aceite mineral proveniente de la industria del petróleo. Cuando se trata de hidratar y nutrir la piel es imprescindible utilizar productos que la beneficien, pero ¿cómo estar seguros de que la crema corporal o facial que usamos cumple con este propósito?
La piel es un indicador de salud, de estilo de vida y belleza. Esta ejerce funciones muy valiosas y delicadas, por lo que es vital aprender a cuidarla. Los productos cosméticos que usamos a diario si son elegidos correctamente le aportarán muchos beneficios. Para esto es importante no solo la frecuencia de aplicación de los productos, sino conocer qué tipo de productos estamos utilizando. Los productos de cuidado personal están divididos de acuerdo a sus componentes principales, los producidos con petrolatos y aceite mineral y los elaborados con aceites y ceras vegetales.
Los Aceites vegetales son un nutriente, un alimento para la piel, los aceites minerales o petrolatos son tóxicos y dan una falsa sensación de hidratación generando un desgaste prematuro de la piel, ya que esta no puede metabolizarlos. A los aceites minerales se les da varios nombres, pero el origen es el mismo: mineral oil, parafina, parafinum liquidum, Vaselina, todos vienen de la destilación del petróleo crudo
Estos derivados del petróleo llegan a ser hasta 100 veces más baratos en algunos casos, que sus reemplazos vegetales y como penetran muy poco en la piel, dan la falsa sensación de estar humectados, una ilusión de hidratación, cuando lo que están haciendo es bloqueando los poros con una pátina que da brillo y un sensorial de bienestar. Este efecto a largo plazo daña los mecanismos naturales de hidratación de la piel y la hace dependiente de las cremas, creando adicción.
Los aceites vegetales puros constituyen una alternativa extraordinaria a la cosmética de cremas y lociones tópicas hoy en día. De hecho, existen aceites para cada tipo de necesidad, y todos resultan increíbles para la piel, delicadas, secas, dañadas o grasas y son mucho más eficaces que la mayoría de los cosméticos convencionales.
Es una tarea compleja el que la gente comprenda lo perjudicial que puede llegar a ser el uso diario de la cosmética industrial, pero cada vez son más las personas que acuden a la cosmética natural, ya que los beneficios de cada aceite o cera vegetal son visibles y dan resultados de forma inmediata.
En promedio, las mujeres utilizan entre 10 y 17 productos de belleza diariamente según la cultura o el lugar geográfico, productos como maquillajes, cremas, exfoliantes, tratamientos capilares, perfumes, desodorantes, pasta dental, entre otros, que de no elegirlos adecuadamente pueden dañar la piel, porque ésta funciona como una esponja que absorbe más de 120 químicos tóxicos diferentes de la industria cosmética convencional que se encuentran en los cosméticos y productos de higiene del uso cotidiano, generando un coctel químico perjudicial para la salud de la piel y el organismo.
La cosmética orgánica, biológica, natural o ecológica está de moda. Todo lo que tenga que ver con el ecologismo y el naturismo está en auge, pero más allá de la moda hay un cambio de conciencia en el consumidor. Además, la cosmética natural tiene un compromiso con el cuidado del entorno y el Medio Ambiente, porque en su producción está prohibido el uso de químicos sintéticos y prácticas de producción contaminantes.
Este tipo de productos llevan activos vegetales de cultivos ecológicos donde no se han utilizado pesticidas ni abonos petroquímicos. Además, son productos sin colorantes, sin perfumes sintéticos, siliconas ni sustancias de origen animal y su proceso de transformación no contamina el medio ambiente.
Tampoco en la cosmética natural se realiza testeo en animales. La Cosmética Natural además debe cumplir una serie de normas, desde la elección de los ingredientes hasta los métodos de elaboración que se utilizan. Todo el proceso completo, desde la materia prima usada hasta llegar al producto final puesto a la venta, es aprobado por mecanismos de control que certifican la calidad del producto.
Ignacio Conde
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