“Noli me tanguere”

Termino de leer un hermoso y breve librito del escritor italiano de policiales Andrea Camilleri titulado “No me toques”. El mismo se basa en la desaparición de una mujer: Laura y en su trama adquiere una gran importancia un retrato de Fra Angélico, un fraile domínico cuatrocentista que dibuja un pasaje bíblico titulado Noli me tanguere.  “Estaba María fuera, junto al sepulcro llorando. A la pena de la muerte del Maestro se une ahora la de la desaparición del cuerpo. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y lo ve vacío, sale de la tumba y se encuentra con Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.

Jesús le dice: –Mujer ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?…

De pronto sus ojos ven a su Maestro y ella se queda con pasmo y alegría. Se vuelve hacia a él y le dice:

¡Rabboni! – Que significa Maestro y se arroja a sus pies y quiere abrazarlo pero Jesús se corre y le dice: – Noli me tangere (No me toques), que todavía no he subido al Padre.”

Hasta aquí el contenido de mi librito y su relato bíblico, al que recomiendo porque es muy interesante. Pero soy veterinario, pienso y siento como tal, inmediatamente que vi el cuadro de Tiziano sobre el tema – googleénlo- recordé que ciertos perros y algunos gatos tienen esa costumbre: No quieren que los toquen.  Cuando uno va a acariciarles la cabeza, la retiran inmediatamente, en un rápido amague dejándote pagando. El famoso “osssso” que hacía el personaje cómico de la tele. Para los homeópatas es una característica muy importante, porque nos permite distinguir a ese perro de todos los demás. Lo individualiza. Es un síntoma que en nuestro repertorio figura como “aversión a ser tocado”, “arisco”, “temor a ser tocado” y está en nuestra habilidad para seleccionar el síntoma indicado, al profundizar nuestro estudio sobre las características de conducta del paciente. A veces esto se da en animales que fueron golpeados, que están doloridos y no quieren que les toquen las partes afectadas. Síntoma común en Árnica un conocido y eficaz remedio homeopático, que se usa en traumatismos. Otras veces es simplemente porque son temerosos y tímidos y se retiran porque no quieren compañía. Los que poseen una fuerte personalidad, se sienten importantes, su gran ego hace que se enojen si los tocan. Pueden tirar tarascones si son perros o soplar y rasguñar si son gatos. Como cada uno de estos grupos además tienen otras características que van armando su personalidad: caprichosos, afectuosos, dominantes, se ofenden, muy sociables o poco sociables, necesitan la compañía o quieren estar solos etc.  Tienen características fisiológicas diferentes: friolentos, calurosos, sedientos o no toman casi agua, hambrientos o con apetito disminuido. Tienen temores específicos: a las tormentas, a los petardos, a quedarse sólo, a su propia sombra, a salir a la calle etc. Todos estos indicios a nosotros nos sirven para ir armando un cuadro de nuestro paciente que tiene que ser único, individual, diferente al resto. Esta individualización nos permite elegir el remedio que mejor se parezca a cada uno de los cuadros armados. Luego vienen los síntomas de la enfermedad y el diagnóstico nosológico de la misma que nos permite elegir entre el grupo de remedios semejantes al cuadro completo del paciente aquél cuyo tropismo se adapta mejor. Es por eso que cuando vienen perros o gatos con cuadros de gastroenteritis, con vómitos y diarreas a unos le damos Phosphorus, a otros Lycopodium, Natrum, Sepia, Sulphur, Podophylum o tantos otros que tienen ese tropismo. Si tenemos un caso de dermatitis crónica, tan difícil de tratar vamos a elegir entre Sulphur, Psorinum, Lycopodium, Mercurius, Thuya, Rhus Tox, Dulcamara etc. Siempre hay que dar el que mayor semejanza tenga. Aquel cuya experimentación en hombres sanos haya producido los síntomas más parecidos a los de nuestro caso, principalmente nuestro cabeza de fila: Aversión a ser tocado.

Como fue que pasé del libro de Camillieri, con su “Noli me tanguere” y el cuadro de Tiziano a nuestro perro con dermatitis no recuerdo, pero cuando al intentar acariciar a un paciente perro al entrar en mi consultorio el tipo me hace “Ossso” y corre su cabeza, a mí se me dibuja una gran sonrisa, porque en ese simple acto, hallé un síntoma fundamental que me va a permitir encontrar el remedio que lo va a curar. Salud y Alegría. Hasta la próxima!

MV. Jorge S. Muñoz
Médico veterinario homeópata
www.homeovet.com.ar

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