Existe una medicina alternativa que está orientada a conservar la salud humana a través de suplementos nutricionales. Se llama medicina Ortomolecular, término propuesto por Linus Pauling en 1968. Esta terapia utiliza suplementos naturales como vitaminas, enzimas, antioxidantes, aminoácidos, ácidos grasos esenciales, fibras, ácidos grasos intestinales para tratar y prevenir enfermedades.
Todos los seres humanos envejecemos o nos enfermamos por causas referidas al ambiente, malos hábitos, estrés, alimentación insana, situaciones hormonales y/o genéticas que provocan el deterioro celular. Quizá el factor principal de envejecimiento sea la insulina: el azúcar hace que el proceso de deterioro de las células se acelere al producir inflamación y desgastando las proteínas. Cuanta más harina y azúcar consumamos, más rápido envejecemos. Sumando a esta afirmación médica, aparece la dermatología resaltando que la glucosa se fija en el colágeno de la piel y produce enzimas que lo descomponen y generan las arrugas. Asimismo se ubica en los ligamentos, huesos, venas y arterias deteriorando el organismo entero.
Surge entonces esta nueva medicina que apunta a reforzar el aporte de nutrientes para ponerle freno a esa disminución celular.
Partiendo de la filosofía de que las enfermedades suponen un desequilibrio en las moléculas, la medicina Ortomolecular, propone corregir dicho desequilibrio con altas dosis de sustentos que le falten. En ejemplo puede ser cuando atravesamos grandes etapas de estrés, la necesidad de vitaminas B, C y E y de magnesio aumenta. De esta manera, se busca, a través de la medicina Ortomolecular restaurar el equilibrio molecular perdido.
Un dato muy interesante de esta medicina, es que utiliza la información personal de la genética de cada una de las personas para proporcionar una dieta individualizada y diferente. Actúa estimulando la salud de manera progresiva, respetuosa y natural teniendo en cuenta cuatro espacios de la vida de cada individuo: la actividad física (como reguladora de la química cerebral y corporal), la nutrición (con el reordenamiento de la alimentación), control del estrés y medicamentos ortomoleculares que reconstituyen el organismo.
Entre los nutrientes que más se trabajan en esas terapias se encuentras las vitaminas del grupo A, B6, C y E, tiaminas, riboflovinas, niacinas, ácido fólico y minerales como el cobre, zinc, hierro y manganeso entre otras. Por su parte, también suele utilizarse selenio, cisteína, superóxidos y hormonas tales como la insulina, de crecimiento, melatonina, testosterona.
Todas estas propiedades se encuentran en distintos alimentos como pueden ser manzanas, bananas, huevos, verduras de hojas verdes, ostras, cerdo, distintos tipos de pescados, etc.
Si bien esta medicina no tiene contraindicación por ser inclusiva de dietas alimentarias naturales y sanas, envuelve una polémica al proponer prevenir o curar la diabetes o el cáncer. Muchos médicos no comparten esta idea y consideran que son puras fantasías creyendo incluso que el exceso de vitaminas y minerales pueden causar hipervitamiosis. Sin embargo, la OMS (Organización Mundial de la Salud), reconoce a esta terapia como un sistema médico apto y válido para prevenir y curar enfermedades, aumentar el bienestar y la calidad de vida de pacientes sanos o con distintas patologías como sobrepeso, problemas cardíacos, padecimientos inmunológicos, renales, estéticos, etc.
Nuevas medicinas que evolucionan con los tiempos.
Gisela Medrano / CONVIVIR