…“Que tu alimento sea tu medicamento”… esta frase dicha hace muchos miles de años, en Grecia, pareciera no perder vigencia…si no por el contrario, considerarla un avance de la alimentación y la medicina actual.
¿Por qué nos alimentamos, por qué necesitamos el alimento?
Según el diccionario alimento es una sustancia que incorporamos los seres vivos al organismo con el fin de obtener energía y reponer nutrientes que son necesarios para vivir…y si fuera posible actualizarla le agregaríamos: vivir sanos y sin enfermarnos.
Por lo tanto, si hablamos de alimentos, estamos hablando de vida, de nuestra vida…, de nuestra salud, de sentirnos mejor en nuestro cuerpo… y en nuestra mente…de crecer, reproducirnos, trabajar, pensar… en fin, cada persona puede tener sus necesidades.
Otra pregunta puede ser: ¿Los alimentos actuales nos ayudan y nos permiten cumplir con estas funciones??
Si la respuesta es “SÍ”, ¿por qué es tan preocupante esta epidemia de diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares, oncológicas, digestivas…no sólo en adultos, sino en niños…y esto preocupa tanto a los profesionales de la salud, como a los periodistas, y al público en general?
¿Qué pasó a lo largo de la vida del hombre sobre la tierra que tenemos que ocuparnos de diferenciar y conocer los alimentos beneficiosos de aquellos que nos pueden causan daño, enfermarnos e incluso llevarnos a la muerte…??
Los cambios en la producción de alimentos han sido progresivos y realizados con la mejor intención: el fin era aumentar su cantidad y su calidad, agregando fertilizantes, herbicidas y modificaciones, a veces a nivel de genes, que permitieran aumentar la producción vegetal; y suplementos nutricionales, hormonas y factores de crecimiento en los animales, de modo de poder alimentar la creciente demanda de una población en continuo incremento…pero lamentablemente no se han llegado a alcanzar los objetivos, ya que hay un número cada vez más creciente de personas que padecen hambre sobre la tierra, y los alimentos son cada vez más caros…y las enfermedades más extendidas…
¿Qué ha pasado a lo largo de estos últimos 100 años?? Tratando de corregir los “errores de la naturaleza” se han alterado nutrientes y/o se han reemplazado por moléculas químicas, nunca iguales a las naturales: por lo tanto no son nutritivas, no nos alimentan, no nos dan energía, porque nuestras enzimas no pueden metabolizarlas.
El uso, y abuso, de sustancias químicas antes conocidas como: conservantes, colorantes, espesantes, saborizantes, etc. ha vaciado de nutrientes los alimentos que usamos habitualmente, y alterado las percepciones de sistemas como el nervioso –el hipotálamo en casos de obesidad; el inmunológico, que se agota al tener que luchar contra elementos extraños al organismo; el reproductivo, que no produce la suficiente cantidad de hormonas para cumplir con su función, y así el digestivo, el urinario, la piel, etc.
Por esto consideramos que la oración con que iniciamos el artículo no ha envejecido, sino que se ha actualizado. Si leemos los trabajos científicos actuales sobre enfermedades metabólicas, como obesidad y diabetes, aumento del colesterol, síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular, nos encontraremos con la sorpresa de que, si bien los profesionales hablan sobre las medicaciones, le dan una gran importancia a la calidad de vida, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación, que es el factor que más fácilmente podemos manejar nosotros, y de ese modo tener el control de la enfermedad y elegir qué tipo de vida queremos, incluso para nuestros hijos y nietos.
El cambio en la alimentación es la prevención que podemos hacer más fácilmente, y nos ahorraría, además de dinero, tanto a nosotros como a nuestras familias, como al Estado, el sufrimiento que nos provoca la enfermedad.
Los padres sanos pueden transmitir su estado de salud a sus hijos a través de fenómenos epigenéticos, que son cambios en la expresión de nuestro genes, relacionados con el ambiente que nos rodea: qué comemos, qué respiramos, cómo dormimos…hacemos ejercicio físico?
Actualmente podemos encontrarnos con una gran cantidad de personas que tratan de cambiar la alimentación, pero les resulta difícil, por el tiempo, por el desconocimiento, porque tienen miedo de no comer lo suficiente y necesario, sobre todo en el caso de los más chicos, y otros inconvenientes
Por eso es necesario que contemos con personas que conozcan y que puedan difundir los beneficios de una alimentación nutritiva, llegando donde los profesionales muchas veces no alcanzamos.
Las dietéticas son una de las mejores posibilidades de favorecer el cambio, ya que están relacionadas con la buena alimentación y los alimentos sanos, y además, ofrecen una atención directa e individual al público, lo que permite tener una relación de confianza y, casi de amistad.
Dra. Elba Albertinazzi Asociación Argentina de Médicos Naturistas
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