La Esencia Vegetal

En la unión con el espíritu de la Naturaleza, el Amor y la Belleza renuevan todas las cosas.
Es así como lo describe la frase popular: “Nada se pierde todo se transforma”, en la naturaleza todo está renovándose y transformándose, en un ciclo perpetuo de muerte y renacimiento. La muerte como perpetuo alimento de la existencia. Una Naturaleza sin Espíritu es sólo materialismo sin vida. 
En la dinámica del universo, materia y energía se transforman y se combinan y recombinan en procesos químicos y físicos, pero nada se quita, ni nada se agrega, todo se transforma.
Todo el humus, la capa orgánica formada en la tierra por la transformación de la vida y la muerte sobre ella, bacterias hongos y minerales se sintetizan en el reino vegetal… nada se pierde. Alimentará después al reino animal y humano.
La savia vegetal concentra el milagro y lo ofrece como néctar, alimento, medicina y veneno para todas las especies. En esa esencia vegetal, se concentra el Espíritu, el Amor y su Belleza.
Cuando amamos la vida amamos su espíritu y su Naturaleza, entendiendo esto, como un principio fundamental del Amor, Belleza y Transformación en Unidad con el universo. 
Si no aceptamos los cambios y transformaciones como parte de la rueda misma de la Vida, perdemos el rumbo, como lo ha venido perdiendo esta civilización. 
Pero cuando recobramos el rumbo o el camino de nuestra Esencia, el Espíritu de la Naturaleza nos brinda toda su abundancia y sabiduría para volver a estar en Unidad y disfrutar del Amor, la Transformación y la Belleza.
“Que la medicina sea tu alimento y el alimento sea tu medicina”, es la sabiduría aplicada a la naturaleza generando la abundancia de la vida. La Esencia Vegetal es entonces la síntesis de la naturaleza concentrada en nuestros alimentos, o en nuestras medicinas; en nuestros elixires y néctares; es a su vez el encuentro con el conocimiento y la comprensión de la naturaleza. El libro del conocimiento se abrió al ser humano a través de esta relación o comunión con la Madre Tierra.
En un principio el Ser Humano extrajo todo lo necesario para la vida de la madre naturaleza, primero con la caza y la recolección de alimentos y medicinas, luego con la siembra y la cosecha el humano comenzó a comprender y a entender los procesos y los ciclos. Estas prácticas de vida (o de supervivencia) abrieron el camino al conocimiento y la sabiduría.
El hombre aprendió a juntar, a repartir, a guardar, luego a conservar y finalmente a producir, contando días y noches, lunas y soles, estrellas fijas y estrellas errantes. El ser humano conoció y comprendió todo el universo a partir del mundo vegetal que lo alimentaba, lo sanaba y lo cobijaba. En la necesidad de controlar sus dominios el hombre aprendió a manipular los elementos y de las primeras herramientas y chozas transformó el mundo que lo rodeaba convirtiéndose en amo y señor de todas las especies.
Mientras el respeto por el Espíritu de la Naturaleza perduró, todo fue Amor, Belleza y Transformación. En la medida que se fue perdiendo la conexión con el entorno y el medioambiente, el ser humano se fue aislando en castillos de cristal o de plásticos, y la materia sin vida comenzó a extenderse y a cubrir de materiales sintéticos y artificios toda la belleza. Y el ser humano fue cayendo en el desamor y la locura. 
Aislados de la tierra por asfalto y zapatillas de plástico, aislados de la vegetación por el cemento y los materiales inertes, aislados del cielo por los cables, las microondas y la polución, el ser humano conoce el clima por la información en una pantalla y por lo que le cuentan los noticieros.
Hoy para recuperar el Espíritu de la Naturaleza, debemos recuperar nuestra verdadera esencia. Esta esencia está en nuestro interior y es la síntesis de nuestras experiencias trascendentes, incorporadas de nuestro entorno y de nuestra herencia genética. Para recuperarla tenemos que volver a conectarnos con nuestro interior, donde está la verdadera sabiduría. Reconectarnos con la savia de la tierra, con la esencia vegetal y los elementos, que finalmente, es todo lo que necesitamos para vivir, aprender y transformarnos; para trascender y volver a ser parte de la materia y la energía del Universo. 
Nada de todo esto se consigue con dinero. El dinero es el vale de los comerciantes para los trabajadores esclavos del sistema, que no respetan ni el espíritu, ni la naturaleza; esclavizando al ser humano, degradándolo y aislándolo de la Naturaleza para que no pueda encontrar la abundancia y la sabiduría que ella nos brinda con amor incondicional. 
Cambiamos la satisfacción por la ansiedad y el trabajo noble con la naturaleza, por el confort y la banalidad del consumo superfluo. Volver a conectarnos con el Amor y la Belleza, es reconectarnos con nuestra esencia. Esta reconexión es orgánica y espiritual, nos devuelve la alegría de vivir, la alegría de contemplar las maravillas de la existencia y la alegría de ser UNO Mismo.
Ser Uno Mismo en unión con el Espíritu de la Naturaleza, es transformarse en el Amor y la Belleza que renuevan todas las cosas.

Por Ignacio Conde
iconde@fyn5.com

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